Una casa patrimonial acoge al arte

Un exconventillo.  Esta casa que se convirtió en un centro cultural  está ubicada en el barrio de El Vado  . Los libros de su biblioteca son prestados de manera gratuita. .

Un exconventillo. Esta casa que se convirtió en un centro cultural está ubicada en el barrio de El Vado . Los libros de su biblioteca son prestados de manera gratuita. .

Dos polleras son los principales adornos de la decoración en el ingreso a la casona patrimonial de estilo francés, ubicada en la esquina de las calles La Condamine y Tarqui, en Cuenca. Desde septiembre pasado funciona el espacio denominado Obra, casa y arte.

El Vado es uno de los sitios más emblemáticos del Centro Histórico. Allí, está ese inmueble de cuatro pisos construido de adobe y madera, que la cuencana Graciela Vintimilla decidió arrendar; esta casa tiene más de 100 años. Desde el 2008 sus puertas estaban cerradas. Antes se había convertido en un conventillo.

La idea de Vintimilla fue crear un espacio para el arte y ofrecer una alternativa a los turistas y cuencanos. También exhibir arte antiguo como óleos y piezas recopiladas de su estancia en Europa.

La planta baja está destinada a la biblioteca. Hay disponible literatura en español, inglés, italiano y holandés. Además, hay textos para niños y obras de cocina.

Una batea de madera sirve como estante de las obras que pueden ser prestadas. En ese lugar también se exhiben cámaras fotográficas de rollo y óleos pintados por Vintimilla.

Según ella, su objetivo es ampliar la biblioteca y tener libros de diferente índole y distintos idiomas, con el fin de que los estudiantes los tengan como material de consulta y los profesores lo vean como una sala de lectura.

Al subir las escaleras se destaca el mármol del pasamano. El techo de la segunda planta está decorado con siete diseños alusivos a figuras geométricas y flores. También existen ocho cuartos y en cada uno se exhiben piezas antiguas como gobelinos (cuadros en tela pintados o bordados) y artículos decorativos de Bélgica.

Hay tapices, camas con esterilla, objetos elaborados en cobre, muebles de madera, vajillas de porcelana y cristalería.

En la tercera planta existe un espacio destinado a un oratorio donde está el Divino Niño Jesús e indumentaria que los sacerdotes utilizaban a inicios del siglo XX, como sotanas.

Adicionalmente existe un oratorio y junto a este existen piezas que datan desde antes de la Segunda Guerra Mundial, como coches para bebés, camas de bronce, baúles, entre otros.

El cuarto piso está destinado a pintores, fotógrafos y artistas que deseen arrendar este espacio. La idea es que los usen por unas horas y trabajen en ese lugar.

En el último piso de esta edificación hay una amplia terraza. Desde allí se observa al río Tomebamba, el mirador natural de Turi, la zona del Ejido, entre otros atractivos de la ciudad.

También se observa a los artesanos que elaboran el sombrero de paja toquilla, a los hojalateros que trabajan con el metal, al peluquero del barrio, a los artesanos y artistas que crean sus propuestas.

Para Vintimilla, la terraza es un lugar especial para los visitantes, porque la visita concluye con una vista al barrio. Con este criterio coincide Mónica Pacheco, quien conoció el inmueble y aprovechó para fotografiarse en él. “La paz que se siente en la edificación y en su terraza es única”.

Para Eduardo Moscoso, director del Centro Cultural El Prohibido, que se encuentra a pocos metros de esta casona de estilo francés, es importante para el barrio de El Vado que existan nuevos espacios para el arte, “porque eso se convierte en un potencial para atraer al turismo del país y el exterior”.

A la cuencana Andrea Arce le gustó este espacio cultural, “que fusiona la exhibición de arte con la venta de piezas antiguas o elaboradas por artesanos locales”. Ella aprovechó la visita para leer un cuento a su hija Sofía Bermeo y para comprarle una muñeca de trapo. En cambio, a Fabiola Albornoz le interesaron las antigüedades europeas que allí se exponen.

La atención

La casa está abierta  de lunes a viernes desde las  09:00 hasta las  13:00 y de 15:00 a 18:00. En cambio, los sábados funciona entre las  10:00  y las 13:00. La entrada es gratuita.

Su dueña,  Graciela Vintimilla, prevé  instalar una cafetería donde se ofrezca la gastronomía típica de Cuenca.

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