Es el mismo despacho, salvo que el librero, ahora se ocupa por la ‘Teoría del desencanto’, ‘Nosotros los de entonces’, la reciente publicación de cartas y ensayos de Benjamín Carrión y otros títulos. Aún quedan espacios por llenar para Raúl Pérez Torres, en la Presidencia de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, lugar al que volvió para una segunda oportunidad.
No está solo. Junto a él, está Rodrigo Rangles, nuevo director de Comunicación, una relacionadora pública, un fotógrafo y un camarógrafo. La luz roja de video permanece encendida.
Me pide unos minutos para conversar fuera de la entrevista. Asiento, pero no apago la grabadora. Habla sobre algunos artículos publicados en este Diario, donde halla la búsqueda de una confrontación. Le digo que buscamos una crítica que genere reflexión para hablar de una institución que no anda bien; una crítica que se la hizo a Marco Antonio Rodríguez, su predecesor en el cargo, una crítica que se siguió en el reciente proceso electoral y que también encaró su posesión.
Que estos artículos de prensa son para levantar polvo, remata. Ahora, pensándolo, veo que el polvo se alza solo en terrenos áridos o desde libros nunca abiertos, espacios donde es necesario remover para hallar algo de vida y también nuevas ideas. El periodismo cultural no puede hacerse solo de ditirambo y loa, sino de cuestionamientos.
Primero refiere una nota sobre la amistad perdida con Rodríguez, después otra sobre el pensamiento de Carrión – “No podemos quedarnos en Carrión”, apunta- y finalmente dice “Mire lo de Ulises (Estrella), por ejemplo…” Desvía los ojos y pone en la mesa una copia de la renuncia de Ulises, ante Alberto Santoro, el 29 de agosto. Tal como lo publicó este Diario.
Estos primeros minutos también giran en torno a las acepciones del término “reverdecer”. Para Estrella fue “sacar al viejo”; según Édgar Freire Rubio se liga al color del poder de turno; para Pérez Torres es una referencia poética a García Lorca. No hay más. Así pues, vamos al asunto que nos convoca, su plan de trabajo.
Empiece por la conformación de equipos de trabajo…
Todavía no los hemos completado. He encargado la dirección de la Cinemateca a Wilma Granda; en Comunicación está Rodrigo Rangles (se presenta desde un rincón); y en RR.HH., Raúl Pazmiño. Necesitamos directores de Museos, de Planificación, de Servicios técnicos. Se trata de evaluar y seguir prestando servicios a la colectividad. Tenemos que pensar en quienes apoyan a dar un vuelco a la CCE. Queremos que a la par de la revolución ciudadana haya una revolución cultural; estamos de acuerdo con el Sistema Nacional de Cultura, con él podemos pensar en proyectos grandes, que contengan a todas las provincias de la patria.
¿En la revista Letras?
He conversado con Julio Pazos, quien ha sacado 12 números importantes; pero la distribución no es muy buena; allí se recogen ensayos importantes pero el diseño no corresponde a nuestro tiempo. Admiro a Julio; pero hay otros nombres: Humberto Vinueza o Francisco Proaño Arandi.
¿La Cinemateca?
Ulises dejó una profunda huella en el cine ecuatoriano, con los cine clubs que servían para una reflexión permanente, traía directores y películas importantes. Ahora hay que hacer lo mismo, pero de una manera moderna: sabes lo que significa la técnica y la ciencia este momento; hay una dialéctica del pensamiento tan cambiante y no podemos ser traidores de nuestro tiempo. Hay cosas importantes sucediendo en Latinoamérica, que tenemos que recoger con sensibilidad. En la Casa necesito agitadores culturales, que traigan el pensamiento de lo que pasa en la calle y en los rincones más olvidados.
¿Cómo recuperar la confianza para con la Casa?
Me ha enriquecido viajar por los 23 núcleos, es un nuevo Ecuador. En cada una de las partes me he quedado anonadado de ver carreteras de primer orden, de ver cómo se levantan universidades; estos proyectos van a cambiar al Ecuador. Es un vuelco para integrarnos a la globalización, que, desde luego, consideramos deshumanizada, pero integrarnos con nuestra sensibilidad.
En el proceso electoral hablaba de “sangre nueva”, ¿quiénes son, para tampoco quedarnos en los 60?
Un ejemplo es lo que pasa en Quito. En el sur hay 750 000 habitantes, 250 000 niños; hemos conversado con el Alcalde y pensamos en una CCE en el sur. La cultura está en la calle, hay que recogerla y multiplicarla, hablo de las tribus urbanas; en el contexto social y político es que la cultura va desprendiéndose, con su artes y formas. Voy a trabajar con las redes culturales del sur. También están los talleres literarios con jóvenes que vienen estudiando la poesía, la narrativa.
¿Ha pensado ya en el destino del presupuesto?
Aquí hay un presupuesto de USD 6 millones, que da el Gobierno para todos los núcleos; más de la mitad se va en gasto corriente, queda un mínimo para proyectos culturales, aunque desconozco qué proyectos se han hecho en 8 años. Hay que articular estos procesos y sacar fondos del Estado y del Ministerio, lo importante es presentarlos con rigidez.
¿En qué estado financiero recibió la CCE?
Hay USD 300 000 para todos los gastos, aparte de sueldos, hasta diciembre.
¿Cuál es la situación de las secciones académicas?
No ha habido secciones por algún tiempo. Ha funcionado una que otra; Historia por el aporte de Jorge Núñez, Teatro por Ilonka Vargas. Quiero hacer mesas de trabajo, para discutir las secciones con otro nombre, porque la CCE no es académica como las universidades. Una de las primeras cosas es convertir a los empleados en activistas culturales.
¿Se piensa dar continuidad a proyectos editoriales?
Sí y aumentar otros, pero no de la manera en la que se vino haciendo, desde un solo criterio; creemos que la editorial debe manejarse como una empresa privada donde haya un consejo de lectores, que envíe un informe y según eso se publique o no. Además, la biblioteca debe ser un ente vivo, con títulos de pensadores actuales; si no tiene un libro de Chomsky, no sirve para nada.
¿La biblioteca ya es del Ministerio de Cultura?
Todavía no, estamos hablado sobre la posibilidad. El presidente anterior puso un recurso de amparo sobre el decreto presidencial. No tiene que ser una biblioteca muerta y para eso necesitamos dinero y yo sé que si le pedimos al Gobierno con un proyecto inteligente nos va a colaborar.
¿Que sucederá con otras artes, escénicas, por ejemplo?
Creo que la cuestión de los espacios ha estado mal llevada, se ha convertido en un alquiler. Estoy en contra del eventismo. Estoy pidiendo a Peky Andino que haga una unidad de teatro, para que la Casa se convierta en productora de sus propios espectáculos. No es justo que el Prometeo esté sin ninguna programación.
¿Cuál será el rol de la CCE, en el Sistema Nacional?
He tenido reuniones con el Ministerio, donde ha habido gran afinidad sobre lo que se piensa hacer; todavía no está clara la filosofía del Sistema, pero todas las instituciones deben estar ahí. Yo quiero entrar, tenemos muchos proyectos y contamos con una infraestrutura de 23 núcleos, para que se descentralice el trabajo.
Habla de una revolución cultural, imprescindible para la revolución ciudadana, ¿toma en cuenta las políticas de ejes programático, propuestas por el Ministerio?
Tendría que reflexionar mejor sobre lo que hizo el Ministerio; pero yo hablaba en el sentido de tomar el nuevo pensamiento ecuatoriano, el de los jóvenes de todo el país, de la calle.
¿Cómo democratizar la Casa de la Cultura?
Reinscripciones en la CCE, con parámetros donde se dé la posibilidad a los jóvenes de ser miembros y que tengan instrumentos y espacio para organizar su talento. Hay que dinamizar un pensamiento anticolonialista, no podemos estar ciegos ante lo que pasa en nuestra América. Los jóvenes tienen la obligación moral y ética de reflexionar sobre lo que esta pasando. Hay un punto de vista ideológico con el que superamos metas; antes estábamos en el neocolonialismo y el capitalismo.
¿Alguna vía para que el público llegue a la CCE?
Abrir el espacio con cosas atractivas, brindar al público una agenda sostenida. Tengo las garantías del Alcalde y del prefecto Baroja de colaborar con nosotros, ese espíritu de colectividad puede llenar la Casa de la Cultura.
Tomando en cuenta sus referentes y sus amistades con funcionarios del Gobierno, ¿cómo no sobreponer la ideología al talento humano?
La ideología es parte del talento humano, todos tenemos una sobre el mundo y los otros. Lo que no queremos aceptar es un partidismo dentro de la CCE.
Tras lo dicho en su posesión, ¿Vargas Llosa tendría espacio en la CCE?
Desde luego, acá tenemos muchas cosas que decirle.
Antes de irme, ofrece que enviará los libros que haga la CCE. Como despedida: “Bueno Raúl –le digo- ojalá que sus amistades y las garantías no le fallen”. Aprieta la mano, desvía el rostro y suelta: “Sí pues… ya ves cómo son las amistades”. Una media sonrisa cuelga bajo su mostacho.
HOJA DE VIDA
Raúl Pérez Torres
Nació en Quito, el 11 de mayo de 1941. En 1970 comenzó su labor como escritor publicando una colección de ellos, titulada ‘Da Llevando’, en Populibros
Presidió la CCE en el período 2000-2004. Ahora volvió con Gabriel Cisneros, como vicepresidente.