En los años 60 llegó al Ecuador la actriz mexicana Rita Macedo para presenta una obra de teatro en la que actuaba. En sus manos trajo una edición de “La muerte de Artemio Cruz”, uno de las obras cumbres de Carlos Fuentes quien fue su esposo desde 1959 hasta 1973.
El libro llevaba escrita una sentida dedicación a Benjamín Carrión quien, como se sabe por una carta que le envió a su amigo Jesús Silva Herzog fue uno de sus primeros lectores. Es más, Carrión fue quien luego de haber leído el manuscrito de de “La región más transparente” recomendó su publicación a la editorial El Fondo de Cultura Económica que fue dirigida por muchos años por Silva Herzog.
Esto le decía Carrión a Jesús Silva Herzog en su carta y publicada en el libro Cartas Mexicanas editada por el Centro Cultural Benjamín Carrión:
“Estoy contento con el premio GALLEGOS para Carlos Fuentes: yo fui el primer informador para el FONDO [de Cultura Económica] de La región más transparente, primera novela grande de Carlos. Y, a pesar de que no ha sido conmigo muy cordial, me ha alegrado por ser mexicano. Y porque -aunque no guste a todos- Terra Nostra me parece una novela fundamental en la última década. Yo fui presidente del primer Jurado que concedió el Premio Gallegos en 1967, hace diez años. Se lo dimos al peruano Vargas Llosa por La Casa Verde. Luego, a los cinco años, lo tuvo el colombiano García Márquez por Cien años de soledad. Era la hora de Fuentes”.
Poco se sabe de la relación entre Fuentes y Carrión. Hay estudiosos, como Raúl Pacheco del Centro Cultural Benjamín Carrión, que creen que Fuentes recibió alguno de los cursos que Carrión dio en la Universidad Autónoma de México sobre literatura latinoamericana en los años 50, y de ahí los términos de la dedicatorio.
En el 2010 Carlos Fuentes fue invitado por la Embajada del Ecuador en México a dar unas palabras durante la inauguración de una escultura en homenaje a Carrión que fue inaugurada ese año cerca de Bellas Artes, en el centro de la capital mexicana.
Fuentes se excusó de hacerlo afirmando que no se encontraba bien de salud. Pero para presentar sus excusas fue personalmente hasta la Embajada donde se entrevistó con el entonces embajador ecuatoriano Galo Galarza.