Blancas magnolias abren sus pétalos desde las ramas del árbol que adorna un extremo del patio de la casa de Diego de Sandoval. El aroma de las flores se esparce por el espacio, por los muros, por las piedras y los arcos, por el recuerdo.
A mediados del siglo XVI, Diego de Sandoval recibió la manzana entera, por haber venido desde tierras toledanas a fundar Quito. Las primeras formas de la casa esquinera datan de 1580, año desde el cual la propiedad pasó de heredero en heredero.Según el historiador y genealogista Fernando Jurado Noboa, este inmueble es el que más tiempo ha permanecido en manos de una misma familia. Pues pasó hasta los Lasso de la Vega y Chiriboga, como lo demuestra el dintel de la portada de piedra. Allí se halla labrado el anagrama de José María Lasso y la data de 1880. En ese año se presume se concluyó la construcción actual.
Situada cerca de la plazoleta de fundación, en la esquina de la García Moreno y Mejía, la casa mantuvo una agitada vida social a inicios del siglo XX, pues una de la hijas de la familia Lasso, Avelina, contrajo nupcias con el General Leonidas Plaza Gutiérrez, presidente de la República.
Esa vida social, ese concurrir de gente, llegará nuevamente a este espacio en los días de Arte Contemporáneo y Patios de Quito. La artista guayaquileña Larissa Marangoni intervendrá el lugar con un discurso ecologista en torno a la deforestación.
En el centro del patio, flanqueada por el imponente magnolio y dos altas palmeras, está erigida una pila de piedra. Tres crujías con arcos de medio punto rodean el sitio, desde donde se puede ver, en el extremo de la crujía norte, una pequeña cúpula, donde pudo haber estado un oratorio. El patio se ubica, por la pendiente del terreno, al nivel de la segunda planta de la casa.
El inmueble tuvo varios cambios en su estructura, más aún cuando en 1991 el Municipio lo adquirió para -años más tarde- crear un parqueadero en el espacio vacío del terreno: el Cadisan (por las siglas de su primer propietario). Además allí, funciona la Secretaría de Coordinación Territorial y Participación.
Un hecho que también habla del diálogo necesario entre desarrollo urbanístico e historia, entre tradición y expresiones contemporáneas.
Un diálogo que ahora se potenciará, con estética y arte.