Las bienales de arte son espacios en los que se encuentran artistas, curadores, críticos y gente común; esta última sobre todo en busca de solaz y/o información. Y de alguna manera, al premiar piezas de corte efímero (como el performance), la Bienal de Cuenca de este año adquiere una deuda al negar a esa gente la posibilidad de ver las obras ganadoras de forma completa.
No se trata de decir que el performance no sea válido, sino de preguntarse cómo en es e caso el público puede acceder a la obra premiada, completa.
Pasada la inauguración de la Bienal, el espectador solo puede ver en video uno de los dos performances que forman ‘Ópera Onowoka’, la obra con la que ganó Saskia Calderón. La otra parte solo quedará en la memoria de quienes hayan asistido a los dos días en que la artista hizo su performance en Cuenca.
En la Casa de los Arcos, de ese performance solo queda un audio (no están el atril y la partitura que usó la artista). Y no hay un video oficial al cual acceder para completar el sentido de la obra. Ni hay acceso a la investigación que la sustenta.
¿Qué hace la gente común en ese caso? ¿Se conforma con tener una idea incompleta de la obra? Cabe tener bien claro que sin los espectadores este tipo de espacios pierde vitalidad. Las bienales no son solo para curadores y artistas.