La trigésima edición de la Bienal de São Paulo, que cerró sus puertas al público este domingo, recibió un total de 520 000 visitantes, frente a los 535 000 de la cita del 2010.
Bajo el título ‘La inminencia de las poéticas’, la Bienal de São Paulo recibió menos público en términos absolutos, pero registró un total de 308 000 visitantes espontáneos, dato que supone un aumento del 24% respecto de la edición precedente. Los 212 000 restantes corresponden a visitas promovidas por el sector educativo, que supone un importante pilar de la Bienal.
Con curadoría del venezolano Luis Pérez-Oramas, el evento concentró casi 3 000 obras de 111 artistas de diferentes partes del mundo en el pabellón Bienal del Parque de Ibirapuera, proyectado por el recientemente fallecido Oscar Niemeyer, y otros puntos de la ciudad como el MASP o el Instituto Tomie Ohtake.
América Latina participó con 49 artistas de Brasil, Argentina, Chile, Colombia, México, Perú, Uruguay y Venezuela, mientras que España estuvo representada por Benet Rossell y Daniel Steegmann Mangrané, este último radicado en Río de Janeiro y en São Paulo. Durante los 93 días que permaneció abierta al público, se llevaron a cabo 484 actos gratuitos como seminarios, conferencias y encuentros con artistas.
“El fuerte interés de los medios locales e internacionales, además del gran número de visitantes internacionales que recibimos, confirman la importante contribución de la Bienal no solo al campo de las artes y de la educación sino también en la esfera de la economía creativa”, dijo el presidente de la Bienal, Heitor Martins. La XXX Bienal se ha centrado en el arte y sus creadores, y se articuló en torno al concepto de constelación para reflejar los vínculos que se establecen entre las obras, pero también el diálogo entre creadores. La Bienal de este año quería ser un espacio para la “resonancia de sus obras y sus artistas”.