Carlos Paladines es el nuevo director de la Biblioteca de la Casa de la Cultura y habla de los planes de su gestión.
¿Alguna vez pensó llegar a la Dirección de la Biblioteca de la Casa de la Cultura?Fue algo sorpresivo. Nunca se me había cruzado por la mente tal tipo de responsabilidad. Cuando me lo propusieron pedí un par de días para pensarlo y al final me dije: por qué no. También estaba de por medio la solicitud del Presidente de la Casa (Ndlr: Marco Antonio Rodríguez). Además, en los últimos meses una serie de tareas relacionadas con libros, como la biblioteca virtual de autores ecuatorianos, la edición de una obra inédita de Eugenio Espejo, la participación en una colección virtual de 100 pensadores latinoamericanos, la edición de obras del Bicentenario eran como hitos que me señalaban el camino que debía seguir y me presionaban a aceptar.
¿Como director de la Biblioteca, ¿qué políticas pretende implantar para el desarrollo de la Biblioteca Nacional y para fomentar la lectura en el país?
Es una suerte iniciar actividades luego de una exitosa gestión. Soledad Córdova, la anterior directora, logró poner en orden la casa, mejorar su infraestructura gracias a la colaboración del Fonsal; adecentarla y limpiar hongos y excrecencias que estaban destruyendo ejemplares del fondo de libros antiguos, gracias al apoyo del Ministerio de Cultura, etc. Además ordenó y diferenció las dos grandes áreas o bibliotecas que maneja la Biblioteca Nacional Eugenio Espejo: por una parte la biblioteca pública que concentra su servicio básicamente a estudiantes; y, por otra, la Biblioteca Nacional cuya obligación es recoger la producción de libros que los autores ecuatorianos han publicado y publicarán. Puesta la Biblioteca está básicamente en orden, ahora tocará velar por que esa obra se consolide y a su vez se emprendan los nuevos retos que el futuro plantea.
¿Cuáles son esos retos?
Estamos llamados a utilizar tecnología inteligente o de punta para los sistemas de clasificación, catalogación, reproducción de materiales, etc., de todo el material que tenemos en nuestros archivos. Las bibliotecas, a nivel mundial, junto al libro impreso, hoy suben o cuelgan en el Internet impresionantes fondos de libros virtuales o digitales. En esta línea de modernización la página web de la Casa de la Cultura inició hace muy poco el levantamiento al Internet de textos de autores ecuatorianos clásicos. Estamos aún muy retrasados en esta tarea y habrá que dar un salto gigantesco a la brevedad posible.
El segundo frente de batalla tiene que ver con el carácter nacional que debería tener la Biblioteca Eugenio Espejo. Toca garantizar que esta Biblioteca sea el repositorio, el archivo, el depósito, el lugar donde se guardan los libros de los autores ecuatorianos e incluso de autores extranjeros que han escrito sobre Ecuador. El tercer frente tiene que ver con la recepción, clasificación, catalogación, etc., de los miles de libros que reposan en la biblioteca. La Biblioteca Nacional aún no ha logrado ni recoger ni garantizar ni ordenar ni clasificar ese material. Hay que buscar manos y recursos.
¿Qué áreas del pensamiento le interesan más?
Todo lo relativo al desarrollo de la filosofía y el pensamiento ecuatorianos. He tenido la suerte de investigar al respecto y he podido editar más de un docena de libros y un centenar de artículos dedicados al desarrollo del pensamiento ecuatoriano en sus diversas manifestaciones: pensamiento pedagógico, jurídico, filosófico, político e histórico.