Cierto, un libro puede ser un buen regalo… un gran regalo si el homenajeado es empático con la lectura, sino, caso perdido. Para las madres que celebraron su día el pasado domingo, Santillana, con su sello Altea, propuso una antología de cuentos infantiles como posible obsequio: ‘Amo a mi mamá’. Tierno, emotivo, nostálgico, ingenuo.
Antes, esta misma casa editorial ya propuso algo similar con ‘Esperando la Nochebuena’, antología con textos de Verónica Coello Game, Oswaldo Encalada, María Fernanda Heredia, Edna Iturralde, Liset Lantigua, Juana Neira y Mónica Varea, e ilustrado por Marco Chamorro. Un libro que se ofrecía y configuraba como el obsequio durante la época navideña.
Frente a nuevas fechas conmemorativas, propuestas más acordes. Así, el sábado pasado Mr. Books de El Jardín recibió a los autores compilados en esta reciente publicación y los acercó a sus públicos lectores.
‘Amo a mi mamá’ reúne las firmas de Margarita Barriga Pino, Leonor Bravo Velásquez, Graciela Eldridge, Édgar Allan García, Ana Carlota González, Edna Iturralde y María Fernanda Heredia. Una especie de Selección de escritores de literatura infantil, recurrente en las publicaciones de Santillana. Todos ellos han publicado al menos un libro con esta casa, durante años recientes. Claro, hay quienes han sido más prolíficos y ‘leales’ con este sello: Iturralde, Heredia , Bravo y García; protagonistas de un prolongado ‘boom’ de la literatura infantil ecuatoriana.
En los siete cuentos de ‘Amo a mi mamá’ pondera el tono ingenuo, en relatos de imaginación y complicidad, donde las mentiras siempre son blancas y el cumplido construye las frases. Allí caben las referencias generacionales que apelan a la nostalgia del lector adulto, las vías para vencer los miedos, las ideas sobre el crecimiento como un dolor necesario e inexorable que se alivia ante la presencia de la figura maternal
Pero también se halla el relato que no escapa del drama o la tragedia que resulta en esperanza y lección.
En este breve libro los cuentos se acompañan de las ilustraciones de SantiagoGonzález; cuyas gráficas están dadas para complementar una atmósfera onírica, con características ‘naif’, en un juego de geometrías y de tonos pastel.