Para bien, la muestra se extendió dos semanas más, para así tener el tiempo y la oportunidad de (re)encontrarse con la magnificencia de las gráficas de ‘Ilustres ilustradores’.
Bueno, no todos los afiches expuestos alcanzan ese nivel, pero sí lo hace una vasta mayoría. Una vasta mayoría que invita a repensar estas artes, a través de la variedad de estilos y temáticas exploradas por sus creadores. Es decir: calidad y diversidad.
¿Qué ha pasado antes para que esta haya sido la primera muestra de ilustración ecuatoriana? Se sospecha que en el anonimato, el oficio maduraba, adquiría nuevos y mejores matices.
Si bien en el índice de la muestra hay nombres que se ligan a una reconocida trayectoria, también están los que suenan por primera vez (los más). Algo se conocía de estos creadores a través de publicaciones literarias, órganos de difusión, arte urbano, publicidad, algún cómic… pero el observar todas esas manifestaciones visuales en un solo espacio es encontrase con la esencia creativa, es un fabulario fantástico, es el asombro ante lo lúdico y lo único.
Mirar ese conjunto de más de un centenar de ilustraciones es recrearse de colores y formas, intervenir en los códigos del lenguaje visual, resignificar símbolos, jugar con lo popular y lo surreal, vivir el giro donde lo diario se torna extracotidiano. En ‘Ilustres ilustradores’ hay espacio para la ironía y la ingenuidad, para la canción y la poesía, para trazar los paralelos entre la arqueología y la modernidad tecnológica.
Aún restan tres días. El Centro Cultural Metropolitano está abierto. La ilustración también.