Desde que fue fundada, Quito ha sido un referente del culto religioso de América. Tradiciones como el arrastre de caudas o la procesión de Jesús del Gran Poder se han ido consolidando y atrayendo a un gran número de creyentes a través de los siglos. A su vez, la música sacra ha sabido acompañar durante las liturgias que, durante la Semana Mayor del cristianismo, son las que han sido alimento espiritual del católico.
Dentro de este marco de religiosidad, la Fundación Teatro Nacional Sucre organiza por décimo año consecutivo el ‘Festival Internacional de Música Sacra’, que este 2011 contará con la participación de 120 artistas nacionales y 60 extranjeros, entre los que se encuentran compositores de música sacra contemporánea, como la española María del Mar Bonet.
Pensar en Quito en estas fechas sin escuchar música sacra ya no es posible. Aleluyas, glorias, kyries y demás forman parte no solo de la vida de los varios conventos asentados sobre el casco colonial, sino que se manifiestan como propios de la idiosincrasia de los capitalinos. Así, el Festival de Música Sacra responde a esto con propuestas de conciertos en los cuales órganos, pianos, voces y campanarios serán los grandes instrumentos que durante 13 días serán los protagonistas musicales de la fe.
A lo largo de su realización, el festival contará con la participación de artistas de Estados Unidos, Cuba, España, Colombia, Italia y Ecuador quienes interpretarán repertorios de la tradición de sus pueblos como de la música académica universal. Junto a esto, cuatro conciertos didácticos y dos conversatorios forman parte de la agenda del evento.
Los distintos conciertos se presentarán en ocho iglesias de la urbe: Catedral Metropolitana de Quito, iglesia de La Compañía de Jesús, capilla del Colegio Sagrados Corazones, iglesia de la Dolorosa, iglesia Nuestra Señora de Fátima, iglesia de la Quito Sur, iglesia San Ignacio de Loyola e iglesia de Guápulo. Además se hará el montaje escénico para dos conciertos de campanarios que se realizarán en el parque Inglés y en la plaza de San Francisco.
En esta última, las cinco campanas de la iglesia de La Compañía –que pesan más de dos toneladas cada una– serán instaladas en una estructura especialmente diseñada para el efecto. Junto a ellas, la Banda Sinfónica Metropolitana, la Orquesta de Instrumentos Andinos, el Coro Infantil, el Coro Mixto, tres solistas y danzantes de la Compañía Nacional de Danza serán los encargados de dar vida a partituras inspiradas en una liturgia del Domingo de Ramos, que recrea los hechos narrados en los evangelios desde la entrada de Jesús hasta su muerte en la cruz y el relato de su resurrección.
Asimismo, el público podrá deleitarse con dos obras de carácter netamente espiritual. Por un lado, la ‘Cantata No. 4’ de Johann Sebastian Bach describe, en un primer instante, la sepultura de Cristo con movimientos breves de cuerdas, para luego pasar a narrar los hechos de la Pasión según el texto de Lutero.
En segunda instancia, la ‘Misa Cubana de Vitier’, compuesta por José María Vitier y dedicada a la Virgen del Cobre, será interpretada como el ejemplo predilecto del culto mariano cubano.