El arte urbano tiene una galería en Cuenca

Cecibel Patiño, Carmen Páez, Mario Ramos y Que Zhinin son parte del colectivo by Pitag (Arriba). Los cuadros, billeteras, libretas y otras creaciones de los artistas se exhiben en El Zaguán. Foto: Xavier Caivinagua /EL COMERCIO

Cecibel Patiño, Carmen Páez, Mario Ramos y Que Zhinin son parte del colectivo by Pitag (Arriba). Los cuadros, billeteras, libretas y otras creaciones de los artistas se exhiben en El Zaguán. Foto: Xavier Caivinagua /EL COMERCIO

En un callejón de una casa patrimonial ubicada en la Calle Larga, en el Centro Histórico de Cuenca, funciona la galería El Zaguán, un espacio dedicado exclusivamente al arte urbano.

Desde el año pasado, el colectivo by Pitag conformado por Que Zhinin, Mario Ramos, Cecibel Patiño y Carmen Páez realiza proyectos como Ncaja y Graffpungo enfocados en visibilizar propuestas artísticas urbanas. Como dice Zhinin, en Cuenca no hay un lugar alternativo que dé cabida a los artistas de este género, que nace en la calle. Se tiene la idea de que se limita a “pintar las paredes sin una propuesta artística”.

En la galería El Zaguán, que abrió sus puertas el lunes pasado, se exhiben billeteras óleos, lienzos, acuarelas, bolsos, libros, escarapelas, llaveros, entre otros materiales realizados con una serie de gráficos y símbolos bajo un concepto artístico. De sus paredes de adobe, por ejemplo, cuelgan collares con dibujos que hacen referencia a la diversidad cultural.

El colectivo by Pitag busca que los cuencanos conozcan este tipo de arte al ofrecer un espacio permanente para los artistas del país y del exterior.

También se busca fomentar un mercado de creación independiente para consolidar el trabajo de los creadores y mejorar la comercialización.

Una de esos creadores es la cuencana Mazhyx Orellana , cuya colección Arte Facto de se exhibe en El Zaguán. Ella está confiada en que la galería contribuirá a despertar el interés por el arte en las calles, “que en más de una ocasión ha sido calificado de vandalismo”.

Mazhyx quiere que a través de sus bolsos, cojines, camisetas y cuadros la gente lleve arte en su cuerpo y en su casa. Su colección, que fue elaborada a mano, “no solo es una línea de grafiti va mucho más allá”.

Para by Pitag es fundamental difundir las propuestas, por ello desde el 13 de febrero estará habilitada una especie de pantalla gigante en la puerta de ingreso para promocionar El Zaguán. Los promotores de la galería tienen previsto mostrar una vez al mes proyectos de video-performance, video-arte e instalaciones. En febrero también se iniciarán las exposiciones de pintura de diferentes países. La cuencana Cecibel Patiño ha realizado contactos con artistas de México, Colombia y Perú. Está confirmado el aporte de los artistas Tissa, Mónica Mirós, Osley, Frank Noise y Vlocke.

Para este último, es importante que los países se abran a las diversas corrientes del arte porque son maneras de expresarse y representar lo que sucede en los ámbitos políticos, ambientales, sociales…

En El Zaguán también se prevé realizar talleres dirigidos a estudiantes, críticos de arte, docentes y público general. Se abordará la importancia de esta expresión artística.

El proyecto también cuenta con libretas y diarios que echiben en sus pastas pinturas artística. Son trabajos realizados por LáGabriel, Me ese back y Tooper Guzmán.

Zhinin quien ha desarrollado su carrera artística en Suiza, Alemania y Bélgica está satisfecho porque existen cambios en torno al arte urbano en la capital azuaya. “Hay una ordenanza que permite el uso de espacios públicos en la que se realice propuestas que tengan proyectos estructurados”.

Por ello en este nuevo proyecto de la galería también prevén realizar murales en espacios del Centro Histórico. La idea es sensibilizar a la población sobre esta corriente.

Para el curador cuencano, Hernán Pacurucu, que el arte urbano entre a una galería pudiera presentar algunos inconvenientes, además de desnaturalizar su origen y concepto. Él se pregunta si esta corriente puede funcionar dentro de un espacio cerrado, porque ya podría tener la censura de un artista, director, crítico y esto no ocurre en los espacios públicos donde suele representarse.

Además, considera que a todo crítico de arte le interesaría el arte urbano porque la línea en la que trabaja es directa, cuestionadora y se podría potencializar los temas que aborda como la política.

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