Como ha sido habitual desde las últimas décadas, Fabrizio Plessi, el artista de 74 años, ha usado el video como soporte artístico, cauce por el que ha hecho fluir su arte desde que en los años 70 se instalase en Venecia la ciudad de los canales, que “le inspiró para siempre”.
“El agua sirve como metáfora de la vida y de la creación artística, jamás se detiene, siempre fluye y, aunque no lo parezca, nunca es la misma”, explica este creador septuagenario de piel bronceada y melena gris, considerado una de las figuras más importantes del “arte povera”.
Plessi habla ante una de sus creaciones más espectaculares, ‘El flujo de la memoria’, una tabla de madera de 22 metros de longitud atravesada de punta a punta por un río virtual flanqueado, “a modo de ribera”, por más de 400 bocetos que nunca llegaron a concretarse en obras.
Su obra se expone actualmente en Wattwiller, Francia, en una muestra que la completan otras cinco obras monumentales que guardan en la madera maciza el tercer elemento común, junto al agua y el video, que vertebra las creaciones del italiano.
Acostumbrado a exponer su trabajo por medio mundo, a Plessi le seduce la idea de que en esta ocasión su muestra coincida con la llegada de la primavera, cuando “el hielo se derrite y fluye montaña abajo“, subraya.