Hasta el 28 de febrero, en el Centro Cultural Itchimbía, lo multidisciplinario entra en juego con la exposición El archipiélago in(di)visible. Se trata de un recorrido por la historia latinoamericana con una visión barroca, en el que todos los tiempos se mezclan en una sola, bajo una visión que combina juego, estética y política.
Es larga la lista de los que intervienen en la preparación de esta obra. Provienen de todos los campos: la literatura, las artes escénicas y visuales, la academia, para contar un relato, el relato de cómo ven la historia, sus personajes.
Desde el mismo nombre de la exposición es un juego con contenido. Arhicipiélago In(di)visible. Y de ahí, sus variantes: in-visible / di-visible / visible / indivisible. Y todas son posibles. Pero sobre porque es una exposición elaborada a partir del concepto del monigote, que es un juego, que se toma en serio, y que es efímero como todo juego.
El director de Archipiélago In(di)visible, Ramiro Noriega, dice que el monigote tiene, desde el punto de vista narrativo, “una partiucaridad que para mí es importante: lo cíclcio del monigotes, están hechos para quemarse. Hay esa zona ritual”.
La combinación de todos los tiempos
Eso ya implica una estética. Y es ese algo barroco que tiene lo latinoamericano. Hay una alteración de los tiempos para encontrar un sentido. Hay una sala en la que conviven Marielle Franco, la concejala, afro y lesbiana, asesinada en Río de Janeiro; Guamán Poma de Ayala, el cronista indígena de tiempos coloniales; el héroe afro de la independencia haitiana, Toussaint Louverture, quien impulsó la liberación de la esclavitud.
Además están los escritores Julio Cortázar (argentino) y José María Arguedas (peruano), quienes tuvieron una polémica entre el cosmopolitismo del primero y lo local del segundo. Está Julian Assange y, como escondido ahí, uno de los mayores escritores del mundo: Alfred Jarry, el patafísico, un escritor que jugaba en serio en sus textos.
Es una combinación de todos los tiempos. Es un juego barroco. Noriega dice que partieron de la idea de que “lo contemporáneo es forzosamente anacrónico. No hay contemporaneidad sin juego atemporal”.
Se trata de encontrar una narrativa. “Contar el tiempo en forma plural”, dice Noriega. Y añade: “Estoy pensando en J. M. Coetzee (escritor sudafricano), en Julian Barnes (novelista británico), la idea de que instalas lo contemporáneo cuando logras instalar -tengo que usar una palabra académica) las heterocronías. La verdadera historia es el diálogo entre tiempos“.
Un juego estético
También es estético su carácter inmersivo, la idea del tránsito por distintos escenarios, que es una narrativa. Y es interactivo: el visitante en los recorridos forma parte de la exposición.
Pero además está una diversidad, aunque parcial, y con algo de humor, de personajes que tienen su importancia en la historia regional. Pareciera, por ejemplo, que el salsero Héctor Lavoe entrevista a Fidel Castro. Está Charly García, Caetano Veloso, Bad Bunny.
Y si se habla de lo más importante de lo menos importante, está el argentino Lionel Messi. Y, claro, no podía faltar el Aucas, y un poema de Ramiro Oviedo: “Y el Aucas vuelve a ser el ídolo del PUEBLO. / El vértigo y la euforia hacen temblar el sueño de ese pueblo feliz, emocionado, loco y en comunión con sus once TITANES.// La pasión oriental se instala desmintiendo que la alegría del pobre dura poco”.
La discutible política
Pero es también una exposición política. Y aquí es donde pueden venir las discusiones. Es una lectura desde la izquierda, en mucho parcial y con omisiones.
En el inicio del recorrido, causa impacto visualmente una serie de videos y sonidos sobre momentos históricos de rebelión. Por una parte, el 15 de noviembre de 1922; por otra, los levantamientos indígenas recientes.
El problema es el audio. Se incluye, por ejemplo, el “vayan al páramo“, pero no está, por ejemplo, “indios fracasados” .
En el momento interactivo de la exposición, los visitantes pueden colocar imágenes o frases en monigotes “crudos”, totalmente blancos. Hay frases singulares de expresidentes: “no hay el texto” o “¿y ahora?”.
Bien habría valido tener, por ejemplo, el “se me chispoteó” o “primero muerto antes que perder la vida” de también expresidentes, frases que eran razones suficientes para dar un título honoris causa a Roberto Gómez Bolaños (Chespirito) por su invaluable aporte al lenguaje político ecuatoriano.
Si se trata de destacar el absurdo de nuestra clase política, bueno será que incluyan a todos. Exponer a unos y omitir a otros es una intencionalidad política no del todo interesante.
Noriega, sin embargo, lo reconoce. Pero defiende la postura. “Es una narrativa y como todas las narrativas es una ficción y son también puntos de vista. Eso queríamos colocar: una postura, que es la que de donde vinimos. No puedo hacer lo que no sé o lo que no quiero”.
La exposición está abierta desde las 09:00 hasta las 16:00. Hay cuatro funciones diarias en los siguientes horarios: 09:30, 11:30, 13:00 y 14:30.
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