En la habitación del Conejo Blanco, Alicia probó el líquido de otra misteriosa botellita. Todo lo que previamente había ingerido le dio resultados sorprendentes. Esta vez no fue la excepción’ Alicia creció y creció. Su agigantado cuerpo quedó atorado en la casa del disparatado roedor.
Los testigos del acto buscaron soluciones, llegando incluso a proponer el incendio de la casa. Todo podría pasar en aquel País de las Maravillas, creado por el escritor irlandés Lewis Carroll.
La artista visual española Cristina Lucas tiene su propia versión de esta fantástica narración. El año anterior le dio forma en Córdoba, España, en ‘El patio de mi casa’, el proyecto referencial de Arte Contemporáneo y Patio de Quito, que hasta el 2 de octubre se realiza en la capital.
Ahora, Alicia llega a la ciudad y lo hace a una calle de ensueño y poesía. Desde mañana, esta instalación será un vecino de La Ronda. Es decir, la escultura que construye la intervención de Lucas cohabitará con la memoria de poetas y músicos, de personajes entrañables de la capital, y con la altiva actividad que mantiene sus actuales habitantes.
En el patio de la Casa de las Artes, la figura de la ‘Alicia de Quito’ buscará acompañar los juegos infantiles y las tertulias de barrio. Acaso, en esa cercanía con la gente plantará sus ideas y sus cuestionamientos, intentará resignificar todos los símbolos que construyen su vida literaria.
Columnas de madera y muros de color taxo funcionarán entonces como la habitación del Conejo que guió a Alicia. Es así que el arte se abre como la madriguera e invita a reconocer las identidades de los visitantes y a explorar otros mundos posibles dentro de este mundo.
Pero más allá de toda fantasía, el trabajo de Lucas entra en contacto con la sociedad, sus represiones y sus conflictos. Su Alicia no es la niña ingenua, sino la mujer a la que ahoga la reducción de su espacio de acción y de pensamiento. Aquella persona que busca romper con las estructuras que el poder le impone. Un motivo que se relaciona con la obra anterior de su autora.
‘Alicia de Quito’ lleva al visitante por los caminos de la belleza y de la maravilla para soltarlos en la dureza de una reflexión.