Son dos íconos del México de la primera mitad del siglo pasado y testigos, y en parte protagonistas, de episodios de la historia del país azteca de ese entonces.Con 36 fotografías en blanco y negro, la exposición ‘Compli-cidades. Diego y Frida’ redescubre a los pintores Diego Rivera (1886-1957) y a Frida Kahlo (1907-1954). También permite dar un vistazo a ese período de la historia mexicana en el cual ambos fueron contestatarios y conocidos militantes de izquierda, explica Silvia Márquez, de la Embajada de México en Bogotá. La muestra itinerante se abrió el viernes pasado en la Biblioteca Virgilio Barco de Bogotá.
No resulta una casualidad que las primeras imágenes registren la revolución, uno de los momentos más importantes de la historia de México. Precisamente, el 20 de noviembre de 1910, la fecha en la cual se enciende la mecha del movimiento armado, Rivera comienza su carrera profesional con la presentación en La Academia de su primera exposición individual.
De ‘Complicidades’ en particular impactan las imágenes en las cuales se ven en primer plano al ‘buenazo’ de Diego, un hombre robusto y alto, y a la menuda Frida, la antítesis física de su esposo. Ambos fueron protagonistas de una relación tormentosa y atrevida para la época, que estuvo salpicada por la hilera de infidelidades del marido y que terminó en un divorcio y en una posterior reconciliación.
Así, en una foto de autor desconocido y del 21 de agosto de 1929, se los ve el día de su primera boda. Entonces, él lleva corbata y sombrero en la mano izquierda y ella no muestra ni asomo de la indumentaria con motivos mayas, que luego sería su sello personal, ni de su tocado con flores.
Frida tampoco exhibe sus prendas características en una foto del 1 de mayo de 1929, captada por Enrique Díaz. En esta imagen está en una marcha por el Día del Trabajo, luciendo una falda recta y tacones.
El importante papel que jugó en aquella época el muralista se detecta en una imagen de 1937. Allí es visto en una tertulia con León Trotsky, a quien acogió en su casa luego de que el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas concediera ese año el asilo político al exiliado revolucionario soviético, y artífice la revolución bolchevique de 1917.
Trotsky residió en la Casa Azul, morada de Frida y Diego en Coyoacán, hasta la ruptura política con este último, en 1939. Un año después fue asesinado. En primera instancia, la pintora estuvo en la lista de sospechosos del homicidio del político.
En otra ala de la sala de exposiciones, la cercanía de ambos pintores se descubre en fotos de 1940 y 1952, de autor desconocido. En la primera, tomada en San Francisco, EE.UU., él firma la segunda acta matrimonial. En la segunda, los dos son vistos juntos en su estudio de Coyoacán, Ciudad de México.
La exposición igualmente es un escaparate del ocaso de ambos colosos de la pintura mexicana y mundial. Una fotografía de autor desconocido y del 2 de julio de 1954, muestra a Frida en su última aparición pública, pocos meses antes de su desaparición física, el 13 de julio de ese año. Aparece abatida y tocada con un pañuelo blanco.
Y una foto de 1955 descubre en su estudio, ya afectado por la enfermedad, al autor de las composiciones murales en el Palacio de Cortés de Cuernavaca, en el Palacio Nacional y en el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México, entre otras obras.
La muestra, que se incluye en el programa por el Bicentenario de la Independencia de la República mexicana, permanecerá en la capital colombiana hasta el próximo 10 de octubre.