Junto a los críticos e historiadores del arte, Mónica Vorbeck y Lenin Oña, desarrollamos un debate vía tuitcam. En él nos referimos a las becas que otorgó el Premio Nuevo Mariano a 10 proyectos en las categorías Creación artística (7), Nuevas pedagogías (1), Investigación (1) y Publicación (1). La categoría Curaduría se declaró desierta.
El debate giró en torno a dos de los cuatro criterios que guiaron la selección del jurado: Ética y compromiso; y Devolución a la sociedad civil.
Oña sugirió que la calificación de una obra comprometida puede llevar a engaño. A la vez que le preocupan las palabras “control de producción” presentes en la sustentación del jurado (“La participación de artistas, activistas, educadores, investigadores, con un fuerte control del proceso de producción”); así como “Una posición comprometida de los artistas en un momento de intenso cambio en el país”. Minutos más tarde, pidió que los organizadores del Premio Mariano Aguilera aclaren qué es lo que el artista debe devolver ala sociedad civil. Y aventurándose en una interpretación sobre esta devolución, Oña señaló que ésta se daría al generar pensamiento y reflexión en el público.
Para Vorbeck, el Mariano está aludiendo a nuevos procesos de esta sociedad; también dijo que se está haciendo una instrumentación de alguna manera. La crítica además apunto que existe un déficit grande en la academia en relación al arte. También aplaudió la selección del jurado, pues los artistas premiados son prometedores. Sobre el control de producción dijo que una vez premiado el proyecto, el control está de más. Finalmente se refirió al sistema de premiación del Mariano como “muy inteligente”, pues da a los artistas fondos para su creación.
Este encuentro contó con las preguntas y comentarios del público participante, que se mostró interesado en saber hacia dónde apuntaba el compromiso del artista y si éste tenía algún vínculo con la coyuntura política y social del país; otros cuestionaron la entrega de premios y la labor de los críticos.
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