Heriberto Chango, de la comunidad salasaka, plasma la vida y las fiestas de su pueblo en vistosos cuadros. Foto: Glenda Giacometti/El Comercio
La vida cotidiana, las fiestas ancestrales -como el Inti Raymi y el Paukar Raymi-, Los Capitanes, las vivencias y la cultura del pueblo Salasaka se plasman en coloridos cuadros decorativos. Estas piezas están elaboradas con hojas de plantas y flores nativas, que son recolectadas en los lugares sagrados de esa comuna, localizada a 12 kilómetros al oriente de Ambato.
Todos esos materiales, en las manos de Heriberto Chango -de 31 años- se convierten en verdaderas obras de arte. Este artesano indígena, hace 14 años, grafica las vivencias de la comuna. Esta técnica la aprendió de su tío Jorge Chango, pero en los últimos tres años la perfeccionó y empezó a darle forma a los rostros de los personajes en sus trabajos.
El taller de Heriberto se levanta en un cuarto de su casa, construida de adobe, bloque y techo de teja. Está ubicado en la comunidad Kuriñan, a 10 minutos del centro poblado dividido por la vía Ambato–Baños.
En una mesa de madera apila las hojas que son disecadas al ambiente y que adquieren un color natural, que se asemeja a la vestimenta de las mujeres, que se caracterizan por llevar anaco negro, blusa blanca con bordados de hilos finos, el reboso o bayeta y el sombrero de ala ancha color blanco.
El hombre viste un pantalón, una camisa, un sombrero blanco y el poncho negro que llega hasta las rodillas. “En mis recorridos por las fiestas de mi comunidad recojo cada uno de los detalles de la celebración para plasmarlos en los cuadros. La idea es que la gente conozca nuestra cultura y las costumbres”, explica Heriberto.
En los cuadros recrea la vida indígena. Los turistas extranjeros son sus principales clientes. Sus obras también se venden en Otavalo, Ambato y Quito.
Con habilidad, Heriberto corta cada una de las partes de las figuras y luego las une como un rompecabezas. Se usa la hoja de la planta del maíz y de la mazorca. Con eso recrea el ambiente de las chismosas, el caporal, el matrimonio. “Realizo una investigación de nuestra cultura y en las imágenes trato de recuperar lo autóctono de mi pueblo”, explica.
Estas imágenes se exhiben en uno de los 30 estands ubicados en la plaza artesanal. El domingo pasado, el turista milagreño Elías Moreno recorrió esta feria. Allí conoció el trabajo de Heriberto. “Es una labor importante recrear el colorido del mundo andino.
A través del arte se dan a conocer las vivencias y tradiciones de un pueblo”, contó Elías. Un cuadro con cuatro figuras le costó USD 40, pero también hay de USD 20 y de USD 10. Juana, hermana de Elías, también ayuda en esta labor. Ella, con la precisión de un cirujano, corta cada una de las partes de las figuras que se arman en una hoja de papel.