En los campos de al menos 15 países del planeta crecen cultivos masivos de variedades de maíz tolerantes a los efectos de herbicidas y que evitan daños de insectos.
También se siembra soya que no se estropea con las fumigaciones con glifosato (herbicida), algodón y fréjol que resisten a las plagas y enfermedades y tomate con mayor tiempo de duración.
Además, cerca del 80% de la producción mundial de maíz y de soya es de semillas transgénicas. Desde el 2010 se sumó en Alemania y en Suecia la papa amflora, que produce almidón compuesto de amilopectina (carbohidrato) pura.
Igual se siembra arroz con mejoramiento de proteínas, remolacha azucarera, canola, papaya y fréjol (desde el 2010 en Brasil).
Son parte de las semillas transgénicas o genéticamente modificadas que en la actualidad se cultivan en 29 países, de los que 10 de ellos son latinoamericanos.
Eduardo Uzcátegui, coordinador de Ingeniería en Agroempresa de la Universidad San Francisco de Quito, es uno de los convencidos de que los transgénicos ayudarán a cubrir la demanda mundial de alimentos cada vez más creciente.
Se calcula, según Adriana Brondani, directora ejecutiva del Consejo de Informaciones sobre Biotecnología de Brasil, que la producción agrícola deberá aumentar un 50% en menos de 20 años para alimentar a 9 000 millones de habitantes, que se espera tener en ese tiempo.
Uzcátegui dice que las modificaciones genéticas mejoran la producción al evitar pérdidas por ataque de plagas o por factores climáticos adversos. “En los cultivos de maíz tradicional, por ejemplo, se pierde hasta un 30% por plagas. Con la semilla transgénica se cosecha el 100%”.
Según Uzcátegui, “al aumentar las cosechas con las semillas modificadas habrá mayor abasto para la alimentación de aves y de cerdos. Lo que a la vez permite bajar los costos de la carne”.
La producción transgénica también se utiliza como materia prima de alimentos como aceite, cereales, salsa de tomate y otros. Estos igual se consumen en Ecuador, pese a que en el artículo 401 de la Constitución se prohíbe este tipo de semillas y de cultivos.
Daniel Bayce Muñoz, gerente de la Cámara Uruguaya de Semillas, es cauto al asegurar que “los transgénicos han dado un primer paso. Aún no se puede considerar que sean la salvación ante la crisis alimentaria mundial, pero sí están ayudando. Con la producción de maíz y de soya se está colaborando sobre todo a controlar en algo los precios”.
Resalta que la biotecnología también ayuda a mejorar la resistencia de la semillas a la sequía y la tolerancia a la salinidad. Esto a la vez permitirá reincorporar áreas agrícolas abandonadas.
Pero Roberto Gortaire, representante nacional de los Consumidores en Ecuador, no está de acuerdo con que los transgénicos sean la mejor alternativa. “La biotecnología acrecentó la crisis alimentaria. La mayor parte de la cosecha de las 160 millones de hectáreas de cultivos transgénicos va para balanceado animal y biocombustibles”.
El activista insiste en que la producción de una hectárea de soya transgénica para alimento de cerdos o aves satisface la necesidad de proteínas solo de una persona. “Si esa misma hectárea fuera dedicada al cultivo directamente para el consumo humano ayudaría a 14,5 personas”.
Cléber Folgado, dirigente del Movimiento de los Pequeños Agricultores de Brasil, rechaza la tesis sostenida por algunos de que los transgénicos ayudarían ante la demanda de alimentos. “Es una falsedad de los defensores del agronegocio para convencer a la población y justificar el uso de estas semillas”.
Ítalo Bongiovanni, Médico en Higiene y Salud Pública
¿Es El gen modificado una salvación?
Si se mira al tema solo en forma superficial, parecería que sí es una salvación ante la crisis alimentaria. Con los transgénicos, las semillas multiplican cuatro o cinco veces la cosecha de casi todos los vegetales.
Ellas transforman terrenos poco productivos en grandes productores. Entonces, ¿cuáles pueden ser las dudas? Para obtener un organismo genéticamente modificado (OGM) tenemos que entrar en el patrimonio genético de la semilla o ADN.
Pero de este apenas conocemos el 4%. Es decir que manipulamos las raíces de la vida sin conocer casi nada de la misma y eso es potencialmente peligroso. Si hoy a una especie le damos una resistencia increíble con los organismos modificados, seguramente alteraremos profundamente el equilibrio que la naturaleza desarrolló en los últimos 3,5 millones de años y que es el secreto de nuestra vida hoy: “la naturaleza es un continuo y dinámico equilibrio”.
Es evidente que se desconoce que los genes pasan de una especie a otra. Un reciente estudio científico (Heritage 2004 – Netherwood et al 2004) revela que cuando los seres humanos digieren alimentos hechos con OGM, los genes creados artificialmente se transfieren en los caracteres de las bacterias intestinales.
En el intestino humano se desarrollan las bacterias (unas 400 especies, 10 de ellas producen vitaminas y ayudan a la digestión), consideradas una de las mayores defensas en contra de enfermedades infecciosas. Estos genes modificados son invasivos y resistentes al ambiente, de allí que se vuelven totalmente agresivos ante todas las diferentes especies bacterianas en el intestino.
No es que estos genes se desintegran cuando un cerdo o una ave come maíz o soya en balanceado. Incluso cuando comemos una chuleta, no toda es digerida. Una parte llega al intestino.
También los genes modificados pueden mezclarse cuando el polen es trasladado por el viento, las aves o animales. Así, estas semillas estériles se pueden mezclar con las tradicionales, quitándoles su fertilidad.
Toda la positividad sobre estas semillas solo es discurso de las tres grandes casas que las comercializan y transforman en esclavo al mundo, ya que no se puede producir semilla para las siguientes plantaciones.
Además, quién garantiza que en el caso de una sobreproducción esta se vaya a los países pobres, porque la transportación cuesta demasiado.
Ecuador
Mejoras en la papa y yuca, lo recomendable
Aparte de la soya, el maíz es uno de los mayores cultivos transgénicos en el planeta. EE.UU. y Brasil son los mayores productores. Los expertos indican que para que sea rentable se necesitan grandes extensiones de tierras. En Ecuador, estas solo son posibles encontrar en zonas como Vinces y Quevedo, en Los Ríos.
Según Eduardo Uzcátegui, de la Universidad San Francisco de Quito, si se autorizaran las semillas transgénicas en Ecuador, “lo primero que recomendaría es que se modifiquen la papa, la yuca, la naranjilla y el tomate de árbol, que son productos de mayor cultivo y consumo en el país”. Agregó que Ecuador sí dispone de centros de investigación donde se pueden hacer estas mejoras.
Región
El crecimiento en Latinoamérica
A escala mundial, Brasil es uno de los países que más desarrollo ha tenido en los últimos cuatro años en cuanto a cultivos transgénicos. Hasta el 2011 tenía 30,3 hectáreas sembradas con soya, maíz y algodón genéticamente modificados.
Además, a partir del 2010 se liberaron los cultivos de fréjol y se espera que hasta el 2017 ó 2018 se autorice la siembra de caña de azúcar resistente a plagas. Por ahora se hacen los ensayos en invernadero y campo en Sao Paulo.
Argentina es otro de los grandes productores en la región. Chile se caracteriza por producir semillas para exportación y nada para consumo local. Colombia exporta rosas azules transgénicas a Japón.
LA FRASE
Los mayores cultivos transgénicos son de soya y maíz. También hay de fréjol, papa, arroz…