El mirador natural de Turi fue uno de los sitios estratégicos de la ciudad ancestral. Foto: Giovanni Astudillo / EL COMERCIO
Cuenca se asienta sobre las ciudades cañari de Guapondelig e inca de Tumipampa. Su trazado original evocó a la figura de un puma. Ese aporte fue publicado en el libro ‘Guapondelik / Tumipampa / Cuenca, Huellas culturales y transformación territorial’.
Este estudio recoge la concepción de la organización del espacio que existía desde los cañaris e incas hasta la presencia española. Una de las conclusiones es que la actual capital azuaya siempre estuvo edificada de acuerdo con los ejes de orientación astronómica, dice el autor de la investigación Alfredo Lozano.
Según él, la investigación parte de un enfoque integral “porque no se puede entender que el proceso complejo de la construcción de la ciudad solo se haga desde la arqueología, antropología o de la historia sino también debe adoptarse un proceso integral e introducir la forma de ver el mundo y las cosas de las culturas ancestrales”.
El trazado de las ciudades andinas, dice Lozano, desde períodos muy remotos y en ciudades como Tiahuanaco, tuvo una concepción simbólica pensada en función de la teogonía y cosmogonía de los pueblos originarios. Esta última se refiere a cómo está estructurado el mundo y la primera a las divinidades que se originaron en ese mundo.
Lozano dice que se debe considerar que la constelación principal que está sobre la región es una pareja de pumas, que sirvieron para trazar las ciudades desde Tiagunaco hasta el norte.
El investigador asegura que la figura del puma se puede reconstruir en el trazado actual de Cuenca porque se logró preservar las alineaciones de las calles. En la ciudad de hoy se mantienen dos zonas con nombres que se relacionan con este animal: Pumapungo y el Otorongo.
Se presume que este último lugar y en los barrios aledaños del Corazón de Jesús y San Sebastián estuvo la cabeza y la boca del puma, dice Lozano. En el actual complejo arqueológico de Pumapungo, que significa la puerta del puma, se asentaron los incas. Esta era la entrada de Tumipampa.
“Desde la visión arqueológica se ha reducido la idea de la ciudad a esta zona cuando en realidad no es así”. Lozano explica que la ciudad antigua estaba entre el barrio de Totoracocha, el Corazón de Jesús, el río Tomebamba y la avenida De las Américas.
De acuerdo con cronistas como Garzilaso de la Vega y Fernando de Montesinos, la organización territorial se hacía en función de la organización del cielo, orientaciones cardinales que tenían un hito geográfico principal como cerros, montes, lagunas o ríos, que servían para definir los límites.
“Estos hitos determinaban dónde iba el centro poblado. Es decir, no se asentaban en cualquier sitio. Había un análisis del entorno natural”, dice Lozano. En el caso de Cuenca, esos hitos son los cerros de Guagualzhumi, El Cajas, Turi (observatorio natural) y el Yanacuri, que en la actualidad está urbanizado.
Él puntualiza, además, que si se realiza un registro de los solsticios y de los equinoccios se podrá identificar que los rayos del Sol coinciden con el eje que tienen las calles principales de Cuenca como la Sucre y la Bolívar.