USD 545,8 millones se otorgaron para crédito educativo, en 9 años

Los estudiantes se acercan a los puestos de atención para averiguar sobre los créditos educativos.

Los estudiantes se acercan a los puestos de atención para averiguar sobre los créditos educativos.

Los estudiantes se acercan a los puestos de atención para averiguar sobre los créditos educativos. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

El padre de un bachiller calcula el monto de dinero que necesita pedir, a modo de crédito educativo, en el Banco del Pacífico. Un asesor le indica que debe presentar una copia de sus estados de cuenta de los tres últimos meses. Si mantiene deudas en cooperativas, mutualistas o el Banco de Fomento, requiere un certificado de solvencia.

“Mi hijo sigue Comercio Exterior en la UTE. La situación económica está difícil en la actualidad y queremos ayudarle”, dice Geovanny Tapia.

El crédito educativo es una de las opciones a las que acceden los alumnos de tercer año de Bachillerato, para continuar con su formación académica. En este año, el Banco del Pacífico calcula invertir USD 20 millones para préstamos.

Desde noviembre del 2013, esa entidad financiera se encarga de las tareas que antes realizaba el Instituto Ecuatoriano de Crédito Educativo y Becas (IECE).

Nefi Marroquín, jefe de Operaciones, señala que se han concretado 71 842 transacciones de ese tipo que suman
USD 545,8 millones: las que otorgó el IECE del 2008 al 2013, las que asumió el Banco del Pacífico desde ese año y las que se entregaron a partir de marzo del 2016, cuando cambiaron las condiciones para los préstamos educativos.

¿Cuáles son los nuevos parámetros? Antes, la cantidad de dinero de los préstamos era indefinida y hoy son máximo de USD 30 000. Esto ocurre pese a que algunos chicos buscan estudiar profesiones en las que se requiere más inversión económica.

El quiteño Cristian García, de 23 años, desea prepararse en Comercio Exterior en la Universidad de Barcelona. La carrera cuesta USD 39 000.

Antes de buscar crédito trabajó como ayudante de construcción. Su objetivo es ejercer su profesión en Ecuador tras graduarse. En situaciones como esta -explican los asesores del Pacífico- las operaciones son de hasta USD 30 000 y el resto lo cubre el alumno. En el caso de García, los USD 9 000 que le faltan serán costeados por un familiar que vive en España.

¿Por qué se modificaron las cantidades de las ayudas? En el Banco del Pacífico se realizó un estudio sobre los montos de los beneficios entregados a los jóvenes y se determinó que históricamente el 92% ha solicitado cantidades inferiores a los USD 30 000.

Otro cambio es el tiempo de prórroga para cancelar la deuda, que bajó de un año a seis meses. Si alguien comenzó a estudiar antes de las nuevas condiciones, tiene un plazo de 12 meses para comenzar a cubrir los pagos. Eso le ocurre a Karina Nieto, de 34 años, quien siguió una maestría en Política Social y Bienestar en la Universidad Autónoma de Barcelona. Volvió a Quito en septiembre pasado, pero tiene hasta el mismo mes de este año para cancelar lo que debe.

Lo mismo pasa con Lizeth Guamán, de 26 años, quien se graduó de enfermera en febrero pasado. En julio comenzará a hacer la rural. Tiene previsto ahorrar para cancelar los USD 16 500 que debe. Si es posible, adelantará los pagos con el dinero que guarde de su salario.

Los padres también se hacen cargo de las deudas por créditos educativos de sus hijos. Aída Chiluisa debe pagar USD 13 980 por la carrera de Medicina que su hijo, de 26 años, cursó en la Universidad Católica de Quito.

La semana pasada, ella acudió al Pacífico para averiguar por los pagos que debe realizar. Los dos primeros meses debe cancelar USD 1 044 y el resto se dividirá en cuotas menores. “Lo apoyé y hace un año se graduó. Se especializará en Neurología”.

Otra modificación es que ya no se entrega financiamiento para los estudios de educación continua o carreras que no requieren de título de bachiller para cursarlas. De otro lado se redujo el plazo del pago de la deuda: pasó de hasta 23 años a 11 años y seis meses.

Tras la aplicación de las nuevas reglas –aclara Marroquín– las operaciones crediticias se modificaron. Antes, las ayudas para estudiar en el extranjero constituían el 30%. El resto se destinaba al financiamiento en universidades locales. “Hoy, para el exterior es casi el 40%, y 60% para quienes se quedan en el país”.

La razón: Marroquín dice que los chicos prefieren los centros públicos locales porque la educación mejoró. Están mejor ubicados -apunta- en la categorización del Consejo de Evaluación y Acreditación, que algunos privados.

En lo que respecta a la morosidad en los pagos, 557 personas tienen atraso por más de 90 días y acumulan una deuda de
USD 6,5 millones.

Según datos levantados por el Pacífico, hay dos causas principales por las que no cancelan a tiempo. Una es que los chicos no se gradúan en el plazo acordado y arrastran materias. Otra es la falta de empleo generada en los últimos meses por la recesión.

Pero este no es un problema reciente. De hecho, hay personas con montos pendientes que ya fueron cancelados, pero aún les genera problemas. José Imbaquingo, de 35 años, estudió Ingeniería en Diseño Gráfico en el 2012 con préstamo del IECE, pero se quedó sin trabajo por más de cuatro meses. Cuenta que le ingresaron a la central de riesgos y ahora busca que
lo saquen de allí, porque ya pagó lo que debía.

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