Una guitarra acompaña las melodiosas voces de las niñas del cantón, de entre 7 y 12 años, que integran el coro de la Casa de la Cultura núcleo Santo Domingo. Ellas aprendieron el idioma nativo de los tsáchilas –el tsáfiki– a través de canciones.
Graciela Torres, directora de la Casa de la Cultura, señaló que unos de sus sueños fue aprender a hablar el tsáfiki; así que cuando conformó el coro decidió pedirle asesoría a los miembros de la nacionalidad.
Ellos les enseñaron el idioma, la pronunciación y les contaron sobre la historia de la nacionalidad. Hasta el momento, Torres ha compuesto cuatro canciones en el idioma nativo. Pero ha traducido letras de temas musicales como Cumbia Colorada y villancicos lojanos, que se entonaron en Navidad.
Las niñas del coro a cargo de la directora de la Casa de la Cultura núcleo Santo Domingo, Graciela Torres. Foto: EL COMERCIO
Las niñas mandaron a confeccionar los trajes típicos de las mujeres tsáchilas. En la cabeza utilizan una diadema de varios colores y el cabello suelto; una blusa brillante, un collar con espejos y falda o tunan en tonalidades rojas, amarillas, verdes.
Tampoco usan zapatos en el escenario como las mujeres tsáchilas y al igual que ellas son tímidas antes de subir a la tarima. Pero al escuchar el primer acorde de la guitarra, de inmediato muestran su mejor sonrisa y danzan mientras cantan como si quisieran que el público aprendiera el idioma nativo a través de sus movimientos.
Torres afirma que el coro es un homenaje para la nacionalidad y que busca difundir las costumbres y tradiciones nativas. Por eso, no escatiman detalles en el vestuario o en la pronunciación. “Queremos que la gente se contagie y también aprendan sobre el idioma nativo”.