Rita Tapia, de 50 años, visita al médico solo cuando tiene una enfermedad grave. Dice que el salario que percibe su esposo como chofer de una empresa privada (USD 450 mensuales) no le alcanza para cubrir las consultas médicas.
“Si es una gripe o una infección espero a que me pase o tomo los medicamentos que me recomiendan en la farmacia del barrio (Solanda)”, dice.
Solo si alguna dolencia le impide cumplir con los quehaceres del hogar acude donde un médico general que cobra USD 30 la consulta. “Por lo menos debo tener unos USD 90 para ir, porque también hay que comprar la receta. Ahora ninguna cuesta menos de USD 60”, comenta.
Tapia no es afiliada al IESS y por ello no puede hacerse atender en centros médicos, como sí lo hace su esposo. Él lleva 15 años de afiliado y cada vez que está enfermo acude al centro de salud de la Villa Flora, en el sur de Quito.
El fin de semana, Tapia se enteró que ahora las esposas de los afiliados también podrán hacerse atender y le pidió a su cónyuge que realice el trámite.
En un máximo de 10 días se espera que el IESS coloque un instructivo en la página web de la institución (www.iess.gov.ec) para que los afiliados puedan hacer una solicitud. Los interesados deben autorizar un descuento del 3,41% de su salario y destinarlo para la atención de su esposa.
Ramiro González, director del IESS, dijo que no habrá discriminación de género en la aplicación del beneficio. Los esposos también podrán ser atendidos si sus cónyuges realizan la solicitud de descuento por la Internet.
Patricio Pacheco, de 42 años, espera aprovechar que su esposa es afiliada voluntaria del IESS, para poder acceder a los servicios de salud. Él trabaja como taxista informal en el sur de Quito y no tiene seguro privado.
Afirma que no ha tenido trabajos formales desde que se graduó del colegio y que sus patrones no lo afilió al IESS. “Yo no puedo pagar de forma voluntaria como mi esposa porque todo lo que se hace en el día es para la comida. No me alcanza, pero podría aprovechar lo que el IESS ofrece”, dice.
Según el Seguro, unas 400 000 personas podrían beneficiarse con la medida. El IESS hizo un estudio donde se propone, incluso, ampliar la cobertura.
En el futuro las esposas de los afiliados también podrían tener otros beneficios como el acceso a préstamos del Banco del IESS.
Isabel Carrera, de 50 años, cree que la resolución es justa porque da un reconocimiento a las personas que trabajan en el hogar. Especialmente las mujeres.
“Encargarse de los quehaceres y criar a los hijos no es nada fácil. Por desgracia ese trabajo no es reconocido ni por la propia familia”. Ahora, agrega, espera que el ofrecimiento del IESS se concrete.
Ella gasta, en promedio, USD 40 al mes en salud, entre consultas médicas y medicamentos. Estos recursos espera destinarlos a alimentación cuando ya no deba pagar en un consultorio privado.
Finanzas está de acuerdo con alza de pensiones
El ministro de Finanzas, Patricio Rivera, aseguró ayer que está “satisfecho” con la reforma que la Asamblea Nacional aprobó para el alza de las pensiones jubilares del 2010 y del 2011.
La Cartera debe entregar el 40% del total del costo proyectado. Es decir, USD 25,7 millones anuales. Con esto se cubrirá un aumento de entre USD 60 y 40, con efecto retroactivo desde enero de este año.
Al IESS le corresponde dar el 60%, equivalente a USD 48 millones. Para el 2011, en cambio, el Seguro deberá entregar 15 millones adicionales a los del 2010.
“Estamos terminando las simulaciones de mediano plazo, para conocer los impactos a futuro pero en términos generales es bastante satisfactorio lo hecho en la Asamblea”, dijo Rivera.
Se espera que en la primera quincena de noviembre el alza sea una realidad, luego de que el presidente Rafael Correa dé su visto bueno a la reforma.
Según Ramiro González, director del consejo del IESS, el Primer Mandatario le dijo vía telefónica que no vetará la reforma que llegó a su despacho el viernes.