Jorge (nombre protegido), de 15 años, estudia en un colegio municipal de Quito. A los 13 años comenzó a ingerir alcohol. El pretexto fue una pelea con su ex novia. “Tomé por despecho, me bebí toda la botella casi sin respirar. Esa fue mi primera borrachera”, recuerda.
Desde entonces, por la misma causa y luego por hábito, siguió con la bebida. “Tomaba hasta cinco veces a la semana”, dice. Incluso comenta que lo hacía dentro del colegio, y que una vez lo descubrieron y llamaron a sus padres. Su madre lo castigó prohibiéndole salir con sus amigos.Jorge siguió por más de un año, hasta que en agosto pasado, por causa del alcohol, tuvo peleas fuertes con sus compañeros y su mejor amiga, de 15 años. Desde entonces dejó de beber con frecuencia. El joven reconoce que aún lo hace cuando hay una reunión, “pero ya no hasta emborracharme”.
El caso de este adolescente es parte de un problema que enfoca un estudio publicado por Programas Educativos de Psicología y Salud (Proeps). El informe señala que los problemas personales y sentimentales, la confusión de adolescencia, la prohibición de salidas, la pérdida de autocontrol, la influencia del entorno, entre otras, se constituyen en las causas por las cuales los jóvenes consumen alcohol.
La investigación fue aplicada a 1 200 alumnos de octavo, noveno y décimo año de básica, así como de primero, segundo y tercero cursos de bachillerato, de 42 colegios de Pichincha. Las encuestas se efectuaron entre octubre de 2009 y febrero de este año.
El reporte deja en limpio un dato que inquieta: el 47% de los evaluados consume alcohol “de manera excesiva”. Algunos de ellos empezaron a beber desde los 10 años de edad.
Asimismo, el 26% de los entrevistados señala que otra causa es la cultura del alcohol en el país, que se inicia en el hogar. Jorge, por ejemplo, cuenta que su padre no le recriminó al enterarse de que bebía porque “en su juventud él era como yo”.
El 32% de los encuestados, en tanto, incluyó el divorcio de los padres como motivo para consumir alcohol mencionó a los castigos físicos excesivos como causa de la ingesta de licor. Al no poder rebelarse con quien le castiga, con el alcohol liberan tensiones y a veces lo hacen contra sus propios amigos, dice el estudio.
Además, el 68% de los chicos indica que la inseguridad de hogar provocada por la ausencia de los padres que trabajan les lleva a refugiarse en la bebida.
El 65% de los participantes en el estudio, por otro lado, señala que el consumo de licores también es resultado de la falta de una cultura de recreación familiar. Napoleón Vásquez, director del Proeps, dice que muchos jóvenes no tienen en qué ocupar su tiempo libre y lo dedican a la bebida.
Patricia Corrales, directora del Departamento de Orientación y Bienestar Estudiantil del Colegio Benalcázar de Quito, añade otras causas que estimulan el uso de alcohol entre los chicos. La soledad y la influencia de medios como la Internet, en la cual hay libre acceso a información y publicidad. También advierte que el temprano consumo de alcohol vuelve dependientes a las personas y que el licor es el medio para ir a drogas más fuertes.
Vásquez apoya la medida del Gobierno de limitar la venta de licor. Y exhibe argumentos: Proeps registra un promedio de 15 nuevos casos con problemas de alcoholismo de adolescentes. Esta cifra se incrementa a 40 en la época de vacaciones. “Es una acción acertada que contribuirá a disminuir el consumo, en especial entre los jóvenes”.