El consumo de carne exótica continúa en Asia; pangolines, serpientes, murciélagos y tiburones son traficados

Los mercados de fauna exótica en Asia mezclan actividades legales e ilícitas. Foto: BNC

Los mercados de fauna exótica en Asia mezclan actividades legales e ilícitas. Foto: BNC

Los mercados de fauna exótica en Asia mezclan actividades legales e ilícitas. Foto: BNC

Beneficios nutricionales y medicinales, que no siempre son ciertos, han sido asociados al consumo de animales silvestres, especialmente en los mercados asiáticos. La mayoría de estos especímenes provienen del tráfico de vida silvestre, que está poniendo en peligro a estas especies.

Los mercados húmedos de China han estado en el foco de la discusión en los últimos meses, por su relación con el covid-19. Aunque no se ha comprobado el origen de esta pandemia, se cree que el consumo de murciélagos y otras especies desencadenó la emergencia.

Esta situación obligó a las autoridades de este país asiático a prohibir el comercio de carne de animales exóticos, pero todavía se permite la venta de sus partes para en medicina, adornos y ropa.

El pangolín es la especie más traficada en el mundo. Su carne es considerada un manjar en el mercado asiático y sus escamas son utilizadas en tratamientos para la artritis. Según un estudio de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), cada año se capturan alrededor de un millón de pangolines.

La demanda del mercado asiático no solo ha llevado al descenso de las poblaciones de este animal que viven en ese continente, sino que también ha afectado a especies africanas. Medios internacionales han reportado la presencia de cocodrilos, cachorros de lobo, serpientes, ratas y puercoespines en estos mercados.

La carne de los pangolines es muy requerida en China. Foto: BNC

Las imágenes de la sopa de murciélago, que generaron asombro en otras partes del planeta, son parte de la cotidianidad en estos sitios, que muchas veces mezclan las actividades legales con las ilícitas.

Las aletas de tiburón son otros de los productos considerados manjares en esta zona del mundo y que están llegando desde América del Sur.

Max Bello, asesor ejecutivo de Mission Blue, explica que las aletas no tienen un sabor especial ni un valor nutricional. Estas son utilizadas para preparar una sopa, que se ha convertido en un símbolo de estatus. Esta se bebe en ceremonias importantes, como matrimonios, y se vende en restaurantes a precios muy elevados. El consumo de esta sopa ha puesto en peligro a estos animales, que continúan llegando a los puertos asiáticos.

“No consideramos muchas veces a la vida en el mar como salvaje y un tiburón es igual de importante que un jaguar”, argumenta Bello.

El especialista de esta organización enfocada en la protección de los mares explica que las aletas llegan a Hong Kong y después son transportadas por tierra hacia China continental. Allí son procesadas con químicos tóxicos, necesarios para su blanqueamiento. Más tarde regresan a Hong Kong, donde son vendidas. Otras especies de peces, pepinos de mar y huevos de tortuga provenientes de países como Ecuador y Perú también son solicitadas.

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