Al entrar a esta casa, que por fuera parece un panal, no huele a miel ni hay zumbidos de abejas. Aunque por la blancura de sus paredes y por la forma también parezca un iglú, tampoco se siente frío en este refugio, construido en Tumbaco con técnicas poco usadas en nuestro medio.
Esta construcción de EcoHabitats está pensada para ser muy resistente, sismorresistente y soportar vientos de hasta 300 km/h.
El concepto de esta unidad habitacional se basó en la idea familiar de crear un espacio que permita una cooperación mutua y abaratar los sistemas de vida. “Así nació nuestro ecodomo: ecológico por el nombre y agradable por su forma”, cuenta su propietario y mentor, Francisco de la Bastida.
EcoHabitats es un equipo de profesionales dedicado a la construcción de domos bajo la técnica de sacos de tierra mejorada, más conocida como superadobe.
Esta técnica fue desarrollada en California y, a través de cursos y talleres, Francisco de la Bastida y su socio Luis Garcés, la aprendieron.
La casa se construyó hace dos años y medio. Nueve personas trabajaron a tiempo completo y solo uno era albañil. El resto -ayudantes sin experiencia- aprendió desde cero las técnicas para levantarla. Los socios afirman que con un solo ‘maestro albañil’ se puede construir una casa de este tipo, ya que su sistema es versátil.
Algo que atrae al entrar a este hogar es la cúpula traslúcida ubicada en la mitad de la construcción donde, además, se aprecia una lámpara negra. Unas gradas de madera, que están empotradas en la pared, conducen a la segunda planta, donde hay cuatro alcobas que también poseen pequeñas cúpulas por donde ingresa la luz.
Las paredes blancas son compartidas y están a tono con la paz del lugar, donde prima una sensación de energía y aire puro.
Hay ocho dormitorios que ofrecen la sensación de un lugar más amplio en comparación de una casa con la forma tradicional. Incluso, las habitaciones, aunque tienen las mismas dimensiones, parecen ser más grandes.
El terreno de la casa tiene 140 m² de planta; posee 18 áreas y una zona central, compartida entre todos sus habitantes.
La construcción fue hecha por niveles de unos 15 a 20 cm y va subiendo a manera de espiral. Se utilizó un sistema constructivo que se basa en sacos de polipropileno que se rellenan con tierra y arena.
Estas fundas se van cerrando en forma piramidal hasta llegar a las cúpulas superiores.
El ambiente en el interior de la casa es templado. En la planta baja y segundo piso no se siente la humedad. Sin embargo, en el sótano aún se están secando lentamente algunas áreas. Esto no ha impedido que la familia que la habita disfrute al máximo de esta singular estructura.