Para hacer un brindis con todo el bar a la mano

Versatilidad poseen los bares de Pigalle Galerie (izq.) y Antigüedades y Decoración (centro). El vidrio y metal dan elegancia. Fotos: María Isabel Valarezo y Jenny Navarro /EL COMERCIO

Entre los rincones predilectos en casa nunca puede faltar un bar. No necesariamente por su contenido, sino por la elegancia, el dinamismo y la personalidad que aporta a las estancias.
Con los espacios dedicados a la sala de estar cada vez más reducidos, la idea de tener un bar como sitio independiente es una idea poco adecuada.
La solución más apropiada es tener un pequeño mueble bar, que pueda ser colocado donde sus necesidades particulares lo requieran. Y si es rodante, mucho mejor (flexible).
Este mueble, muy apreciado por los amantes de los cocteles, no debe estar necesariamente relegado a los rincones del estar o la sala principal. Si el diseño es lo suficientemente atractivo, puede muy bien convertirse en la estrella de la sala. La clave está en saber escoger bien tres cosas; el material del mueble, el estilo del mismo y el lugar donde se lo coloca.
70 x 70 cm en ancho y largo es suficiente para incorporar uno de estos equipamientos, explica el Arq. Jorge Bailón. La madera es el material más utilizado, aunque los modelos hechos con acero inoxidable o cromado y vidrio templado ganan más protagonismo.
Los diseños actuales se inclinan por el estilo clásico con toques modernos, aunque los que aprovecharon viejos objetos reciclados como maletas y baúles son muy cotizados.
Para satisfacer esa necesidad, negocios como Antigüedades y Decoración -que comercializa sus productos solamente por Facebook- han dado forma a bares originales, pero a la vez funcionales.
María José Aguilar, socia de la tienda, explica que los más solicitados son los de tipo barril, que son rescatados de haciendas, viñedos… Y trabajados de forma artesanal.
En el interior tienen compartimentos: uno a manera de repisa para colocar vasos, sacacorchos, cigarrillos… o, en su lugar, rejillas para copas.
Para recuperar estos viejos accesorios y convertirlos en bares, primero se los cura para eliminar las polillas y otros xilófagos; luego se lijan hasta llegar al color natural de la madera (roble, eucalipto y cedro).
Finalmente, se aplica laca y agregan colores al gusto del cliente. Todo el proceso lleva cerca de 10 días.
Se los fabrica en tres formatos diferentes: grande, de 85 cm de altura por 60 cm de diámetro (USD 600); mediano, de 70 x 50 cm (USD 450); y pequeño, de 40 x 25 cm (USD 300).
En la misma línea, Antigüedades y Decoración oferta un bar tipo baúl, hecho de suela, que cuenta con varias distribuciones internas. El precio es de USD 500 y mide 70 x 40 cm.
El estilo ‘country side’ es una de las propuestas de Pigalle Galerie, que lleva cuatro años en el mercado. Su propietario, Pablo Rivadeneira, explica que es ideal para fincas, haciendas, casas de campo… Aunque, en el rincón de cualquier residencia citadina luce bastante bien.
Este bar de líneas rectas, proveniente del norte de Holanda, está hecho en roble, en café claro. Gracias a su diseño puede albergar cualquier botella de licor. En su interior tiene una especie de estantería para colocar copas, vasos… Su costo es de USD 890.
La parte superior es una tapa, que, al levantarla, se accede al contenido. El frente también se abre y sirve como asiento para diversos utensilios. Al cerrarse luce como una caja decorativa.
Ambas partes están sujetas por bisagras doradas, que le dan un elegante aire de artículo campestre.
Un poco más versátil y adaptable a espacios de diversos estilos es el modelo que simula un baúl. Almacena nueve botellas. En la parte inferior tiene un práctico cajón. Y en la superior posee una pequeña bandeja multiusos.
Está trabajado en madera de sheesham, en un tono verde oscuro. Las esquinas de los compartimentos de almacenaje son decorados con una especie de remaches dorados, que le da un plante natural.
Los bares flexibles de acero y vidrio son tendencia. Todas las principales tiendas decorativas del país tienen sus propios modelos y diseños.