Reponer el patrimonio de un país es una tarea difícil, por el sinnúmero de obstáculos que se presentan.
Cuando se superan esas vallas se logran aportes sustanciales en la preservación patrimonial, como es lo que sucedió hace poco con la rehabilitación de la primera capilla que tuvo la iglesia de Baños de Agua Santa.
El templo se levantó en 1788, se refaccionó en 1831, tras el sismo de 1797, y se convirtió en ruinas en el terremoto de 1949. Se rehabilitó de nuevo hace pocos días.
En la recuperación del inmueble, los arquitectos Paola Meneses y Christian Brown se tomaron una licencia arquitectónica audaz y contemporánea, que rompió con los esquemas que se manejan para esta clase de trabajos.
¿Cuál fue la innovación? Se incorporó a esta bicentenaria construcción de piedra una cubierta translúcida elaborada en policarbonato y sostenida por una estructura metálica superliviana.
La consecuencia no fue un híbrido mal pensado sino una fusión armónica entre materiales ancestrales como la piedra y otros recientes, como el policarbonato.
Esa fusión fue, también, reconocida internacionalmente, pues el trabajo fue premiado por la VIII Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo (BIAU). El aporte de Meneses-Brown fue galardonado junto con otras 25 obras: seis de Portugal, cinco de dos de Colombia, dos de Paraguay, una de Chile y una de Venezuela.
La octava edición de la BIAU se celebrará en Cádiz, España, en septiembre de este año. Allí se presentarán las 26 obras.
El diseño de la nueva cubierta fue contratado por el Ministerio Coordinador del Patrimonio, por intermedio de la Unidad de Gestión de Emergencia. El objetivo principal, explica Brown, fue refuncionalizar el espacio que estaba inútil y convertirlo en un centro comunal de la ciudad.
Para ello, recuerda Meneses, optamos por realizar una cubierta que sea segura y con un diseño apropiado a su entorno, pero con formas geométricas obtenidas de un proceso de abstracción de la cubierta original.
Obviamente, continúa Meneses, este elemento -de 330 m² de área total- también tenía que garantizar su perdurabilidad y la del espacio interior; así como la de aspectos constructivos como la ventilación y la iluminación naturales óptimas. Y sin menoscabar la memoria patrimonial del sitio.
Por eso, los profesionales optaron por incorporar esta cubierta transparente, con caída a dos aguas y con una forma parecida a una hipérbole. Una cubierta que confiere dinámica al volumen.