Cada vez que Vicente León tenía una iniciativa empresarial pensaba en una sola cosa: ofertar un producto nuevo. Lo puso en práctica cuando decidió instalar la primera fábrica de muebles cromados en Ambato.
Esta empresa se crea en 1971 con el nombre de Muebles León. Operaban como una sección dentro del taller metalmecánico de su padre, César León.
Recuerda que con la ayuda de un solo operario empezaron a construir camas y muebles pintados de salas y comedores. También hacían ventanas, puertas, rejas y otros accesorios.
Desde niño, León laboró en el taller de su padre. Estudió la secundaria en el colegio Bolívar nocturno y en el 13 de Abril. Al mismo tiempo adquiría experiencia en la metalmecánica.
Después trasladó su propio taller a la Ciudadela Ferroviaria. El terreno fue facilitado por un cuñado. En ese tiempo su esposa, Cleotilde Velasteguí, administraba el almacén de exhibición y el manejo contable.
En 1979 traslada el taller a un techito propio. En ese entonces el terreno estaba fuera de la ciudad, en la vía a Baños.
Adquirió equipo tecnológico actualizado para esa época. Empezó con dar recubrimientos a las piezas metálicas. Esto dio paso a la instalación de la primera planta cromadora en la zona central del país, con una diversidad de acabados especialmente para camas y sillas.
“Para presentar comercialmente el producto le llamamos Ecuanicro, Ecuatoriana de Niquelados y Cromados”.
La empresa creció a tal punto que enroló a 120 trabajadores. “La estabilidad económica de un país provoca también la sana competencia. En poco tiempo tuvimos en el mercado la presencia de otras empresas compartiendo el mercado, por lo que tuvimos que centrarnos en los productos de más acogida y mejorar la calidad”.
En el 2 005 decidió unificar la planta de producción con el local de exhibición y ventas. Ahora está ubicado en la intersección de las calles Febres Cordero y Tres Carabelas, atrás de los estadios alternos de la Federación Deportiva de Tungurahua ubicados en la vía a Baños.
Con el tiempo, la situación del país cambió. Entonces incursionó en otras actividades económicas y productivas porque “la vida me enseñó que en países como el nuestro estamos sujetos a variaciones e inestabilidades”.
Según su esposa, “han sido años de realización personal y, también, un aporte al crecimiento económico del país, porque cada empresa que se mantiene de pie continúa siendo fuente generadora de trabajo, a pesar de las adversidades que tenemos que enfrentar”.
El matrimonio León Velasteguí procreó tres hijos Xavier, Mónica y Óscar. Ellos les dieron cinco nietos y tomaron las riendas de la empresa. “Me alegra saber que ellos tienen como visión la responsabilidad moral con nuestros colaboradores, proveedores, clientes, el ambiente”, dice distendido y feliz Vicente.
Xavier está a la cabeza y comenta que su padre es un tanto colérico cuando las cosas no salen como las planifica. Pero se le pasa rápido, como un fósforo.