No hay discusión. La ecología ha dejado de ser el discurso lírico que primó desde la primera Cumbre la para la Tierra, de Río de Janeiro de 1992 hasta hace muy poco, para convertirse en una opción de vida, quizá la única, para todos quienes buscan preservar la deteriorada salud de este planeta.
Y aunque todavía existen posiciones interesadas y clientelares, cada día son más los países que se suman a esta cruzada, que tiene la categoría de vida o muerte.
La arquitectura se subió a ese tren. Y el Ecuador, aunque lentamente, también. Un caso reciente de esta apertura es el Ministerio del Ambiente, precisamente el ente encargado de predicar con el ejemplo.
¿Cuál fue el aporte? Pues incorporó un jardín completo en la terraza del octavo piso de su nuevo edificio ubicado entre las calles Madrid y Toledo, en el tradicional barrio quiteño de La Floresta.
La terraza jardín, dice Norma Vargas, subsecretaria administrativa y financiera del organismo, forma parte de un plan piloto programado por la ministra Marcela Aguinaga, quien trabaja en la elaboración de una política ecológica estatal de largo alcance. ¿Cómo así un jardín como globo de ensayo? Porque un jardín, además de que contribuye a reforzar el entorno ambiental de la zona, ahora llena de concreto y asfalto, también colabora con la relajación de las personas que laboran o visitan el edificio.
No hay que olvidar que uno de los objetivos de la ecología es mejorar el hábitat de las personas, para que vivan o trabajen con la menor cantidad de presiones y contaminación, refuerza Vargas.
Además de la captación de carbono y la regulación de la climatización del edificio, el jardín del octavo piso sirve para bajar el estrés de quienes trabajan en él, explica Santiago Jácome, uno de los técnicos de Chova, empresa que puso a punto la estructura. Otra empresa, Pilvisa, se encargó de ‘sembrar’ las plantas.
Lo cierto es que lo que hasta hace un mes eran 250 m² de hormigón armado, ahora es un coqueto y bien cuidado jardín, con caminerías de piedrecilla -ideales para la recreación- y lleno de pensamientos, begonias rojas, impatiens, geranios y escanceles blancos. Y césped, mucho césped.