Ecológico, verde o medioambiental son calificativos de última generación que definen viejos conceptos y antiguas maneras de vivir.
Y todas tienen que ver con la armonía del hombre con la naturaleza, del equilibrio del hábitat humano con el entorno natural, explica el arquitecto Pedro Zeas.
La casa sana –otra denominación- busca ese equilibrio y algo más: lograr a través de una inversión y utilizando recursos naturales y ecológicos, que los costos por mantenimiento, servicios básicos y confort sean menores que los que demanda una vivienda tradicional, refuerza Zeas.
Eso es, precisamente, lo que buscan en las construcciones que realizan este profesional cuencano y su esposa guayaquileña y también arquitecta, Esthela Espinosa.
Están en ese andarivel por casi dos décadas y su balance es satisfactorio.
Para lograr este fin, GEArquitectura (razón social del taller de los esposos) no necesita sistemas constructivos sofisticados; solo se valen de herramientas tan comunes como el reciclaje, el óptimo empleo de las maderas, la correcta ubicación de las viviendas para aprovechar los asolamientos y el paisaje y, principalmente, la utilización de un material diferente: el geobloque.
Este es, en esencia, un adobe. Un adobe cuya dosificación es de 1:15 (una parte de cemento y 15 de tierra) y que posee dos perforaciones simétricas por donde pasan las varillas de acero que refuerzan la sismorresistencia al sistema constructivo.
El sistema utiliza, asimismo, vigas de amarre también de hormigón armado. Las varillas de acero que salen de los geobloques se amarran a estas vigas para reforzar aún más la sismorresistencia. Los entrepisos y cielos rasos también utilizan este adobe.