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Un restaurante en el corazón del bosque de Pacoche

En medio de la flora y fauna del bosque húmedo tropical de Pacoche fue construido el restaurante de la hostería Pacoche Lodge. La reserva de 13 000 hectáreas está ubicada a 25 minutos al suroeste de Manta.

El módulo del restaurante de forma circular fue implantado en medio de los imponentes guaduales, palmas de tagua y guarumos. Este hábitat es el hogar de tres colonias de monos aulladores que forman parte de la frondosidad del bosque.

Un camino de 100 metros de largo por 3 metros de ancho rodeado de heliconias, balsa, quigua, colorado de montaña y abundantes orquídeas conduce hacia la espesura del bosque. Allí fue implantada la estructura, trabajada en chanul por ser una madera noble y fuerte.

En los 282 m² del piso se utilizó seike, una madera resistente a los bichos, que fue transportada desde Esmeraldas. En la cocina, la cerámica antideslizante domina los 82 metros cuadrados.

Un ventanal de 30 metros de largo por 2,50 metros de ancho deja al descubierto la frondosidad del bosque.

Carolina Toapanta propietaria del lugar, confiesa que fue un reto construir el restaurante. “Tratamos de no afectar el ecosistema. Es básico no tumbar árboles, por eso los maestros carpinteros buscaron un sitio donde la flora y fauna del lugar era más escasa”.

La pared de bloque de 1 metro de altura por 25 metros de diámetro fue recubierta en el exterior con caña guadúa picada. Un balcón de 35 metros de largo por 2 metros de ancho sobresale del área destinada a los comensales. Es para que los clientes puedan disfrutar del aire puro.

La cubierta se ubica a 6 metros del piso y fue trabajada en madera peine de mico.

Un doble recubrimiento con chova protege a la construcción de las lluvias, en la zona las precipitaciones son constantes en invierno debido a la influencia de la abundante vegetación.

El mobiliario, con mesas de colorado y tangaré, se conjuga con las sillas que llevan en los espaldares latillas (pedazos de caña guadúa). Toapanta comenta que no se abunda en detalles decorativos debido a la infinidad de flora y fauna que se observa mientras los visitantes se deleitan de la comida típica manabita y platos a la carta que constan en el menú.

Los clientes habituales hacen sus reservaciones vía telefónica. Los comensales llegan por las tardes después de las 15:00.

Un módulo con tres hamacas junto a los plantas de paja toquilla y abundantes bromelias completa la infraestructura del acogedor restaurante ubicado en las entrañas de esta reserva natural.