El nuevo Panteón Metropolitano semeja a una urbanización moderna: amplias vías de acceso, los parqueaderos, construcciones tipo capillas para bóvedas con paredes empedradas y con puertas de hierro pintadas en bronce.
La Junta de Beneficencia de Guayaquil tardó más de dos años en construir el complejo, ubicado en el kilómetro 8 de la vía Perimetral, en el noroeste de la ciudad.
En el ingreso hay un imponente portón con un arco de hormigón y un vitral gigante del artista cuencano Patricio León. Se lee la frase en latín ‘Hic Nova Vitae Porta Est’ (Esta es la puerta de la nueva vida) con letras doradas.
El nuevo panteón tiene una extensión de 16 hectáreas. La primera fase ya se construyó en 7 hectáreas y se inaugura hoy. Son 41 335 unidades.
El nuevo panteón ofrecerá múltiples servicios, que van desde las tradicionales bóvedas -ubicadas en bloques- a criptas enterradas y túmulos. Pero también hay bóvedas y nichos de restos en capillas cerradas tipo mausoleo, donde hay modelos simples y dobles.
En el lado derecho del ingreso hay una extensa área verde, pero ahí están más de 1 300 criptas enterradas. Pero solo se observa el césped y algunos arbustos.
Carlos Julio Espinel, coordinador de cementerios de la Junta de Beneficencia, explica que primero se hizo la siembra de las sepulturas. Son moldes herméticos prefabricados importados, con los cuales se evitará la contaminación del terreno y del ambiente, al impedir las filtraciones de los lixiviados (líquidos producidos cuando el agua traspasa cualquier material permeable) y la fuga de los gases, que eliminan los cadáveres en el proceso de descomposición.
En el otro extremo aún se observa cómo una máquina gigante coloca las criptas de hasta tres niveles. Según la Junta de Beneficencia, la siembra de criptas es una tecnología que por primera vez se utiliza en un cementerio de esta región del continente.
Uno de los servicios más novedosos del nuevo panteón es el Bosque Memorial, donde se puede esparcir las cenizas de los fallecidos o colocarlas en una urna y enterrarla bajo un árbol. En cada árbol hay un terreno de 4 m² que se concesiona. En ese espacio se pueden colocar los restos de hasta 16 personas. Son 1 200 árboles de variedades nativas, que se sembraron hace dos años.
El nuevo panteón ofrecerá cuatro salas de velatorios, también diseñadas con vitrales de Patricio León, con capacidad para 250 personas. Pero hay una puerta plegable que da la facilidad de unir dos salas, si la familia quiere un espacio más amplio.
En el subsuelo de las salas de velatorios hay una capilla rodeada de galerías de bóvedas para inhumar, nichos para restos y para cenizas. Son más de 900 unidades, todas cubiertas del mármol importado de Italia, una característica del Panteón Metropolitano.
En esa especie de catacumba se puede honrar la memoria de los familiares fallecidos, con la cercanía que da la ubicación de las diferentes tumbas. La capilla tiene espacio para 200 personas.
Los accesos a todo el complejo son a través de escaleras y rampas, como una norma para servir a personas de la tercera edad y con capacidades limitadas. Además, se dispone de dos carritos para el traslado de los parientes y un carro funerario.