Uno de los elementos más versátiles en la fabricación de muebles y objetos decorativos es el mimbre. Por su textura, color y resistencia, esta fibra vegetal se adapta fácilmente a los diferentes espacios y condiciones climáticas.
En Quito, entre las calles Fray Antonio de Marchena y Antonio de Ulloa, en el sector de Santa Clara, hay 11 locales comerciales que ofrecen muebles y productos decorativos trabajados artesanalmente. Aunque entre los materiales se destaca el mimbre, también se trabaja con fibras como la cabuya y la esterilla y con maderas como laurel, arrayán y bambú.
Uno de los más antiguos es el de Clemencia Zambrano. Inauguró su local hace 34 años. Ahí se exhiben juegos de sala, comedor y dormitorio. Los tonos oscuros del laurel contrastan con el claro arrayán. El brillo es producto de un tratamiento con laca.
Algunas colecciones tienen un fondo de pintura que le dan un acabado uniforme. Pero Zambrano asegura que sus clientes prefieren los muebles con el color natural de la madera. Para resaltar el efecto rústico y original de la madera, los tapices y cojines cubren la menor superficie posible. Una particularidad en el diseño es que en la mayoría de muebles de sala, los sillones también pueden ser utilizados como un baúl.
En el local de Zambrano, los muebles de mimbre se los fabrica bajo pedido por catálogo. Una variada muestra de muebles y elementos decorativos hechos en mimbre se encuentran en exhibición en la tienda Mimbre.
Martha Chica, administra el local que funciona hace 30 años. Su esposo, Jaime Pilatuña, lleva el mismo tiempo fabricando muebles de mimbre de forma artesanal, en su taller en Calderón.
El material llega generalmente desde la provincia de Esmeraldas. Desde hace unos cinco años, la extracción de mimbre se ha reducido, lo que ha encarecido el material. La fibra recibe un tratamiento previo con agua, antes de proceder con el tejido. La elaboración dura alrededor de 10 días de trabajo. Las pequeñas imperfecciones en los acabados, propias de la manufactura de cada uno de los muebles hacen de cada pieza un trabajo único y original.
La flexibilidad de la fibra permite elaborar todo tipo objetos, entre los que se incluye butacas, sillas, mesas y hasta camas. Es un material que tiene un efecto renovador en al decoración del hogar y puede adaptarse muy bien a espacios tradicionales como a decoraciones modernas. Aplicando una distribución adecuada, encaja muy bien tanto en lugares abiertos como en habitaciones. Otra ventaja es su bajo peso, lo que facilita su traslado.
Martha Pilatuña, dueña de otro local, comenta que a la fibra también se la conoce con los nombres de piquigua y bejuco.
Entre los objetos decorativos hay adornos para mesas, lámparas de techo y piso, floreros, entre otros. Aunque aparenta ser un material frágil, con un mantenimiento adecuado resulta ser tan resistente como la mejor de las maderas. En la entrada del local de Chica se observa un novedoso árbol de navidad tejido con mimbre y adornado con flores artificiales. Para la limpieza y mantenimiento, Tamia Pilatuña, del local Mimbre, recomienda el uso de un paño húmedo. Esto humecta las fibras y alarga la vida útil. “Con un buen cuidado, una pieza puede durar hasta 30 años”.
Los productos
El mimbre se obtiene de un arbusto de la familia de los sauces. En el tejido se utiliza el tallo y las ramas de la planta.
La mayoría de locales ofrecen servicio de pintura, reparación, relacado y retejido.
El costo de un juego de sala promedia los USD 700. Un comedor para cuatro personas cuesta USD 360 y un dormitorio USD 800.
Las lámparas, coronas navideñas y cestos de mimbre se encuentran desde USD 5. Un árbol de navidad cuesta USD 80.