El parque central de Coca, en Orellana, se hizo pensando en el contexto natural en el que se desarrolla la ciudad. Otra de las razones fue la necesidad de construir un sitio verde en un área urbana donde prima el concreto.
A pesar de que la ciudad pertenece a la Amazonía, sus residentes no tenían la posibilidad de oxigenarse en un área netamente verde, pues la vegetación se quedó fuera del panorama citadino. Pero el parque ha dado solución a esta carencia.
Coca es una ciudad joven. Su edad no supera los 50 años y, como casi toda urbe oriental, se formó a base de invasiones. Esta característica hizo que no haya un ordenamiento territorial adecuado.
Por eso, la ciudad no contaba con un punto céntrico ni tampoco con un parque representativo. Esa fue la razón para que el orellanense se apropiara del malecón frente al río Napo y lo convirtiera en el sitio preferido de reunión, descanso e integración.
Hace seis meses el panorama cambió. El nuevo parque central del Coca se descubrió ante un público expectante. El colorido de sus juegos, la abundancia vegetal y la frescura de su fuente de agua sedujeron inmediatamente a la ciudadanía.
Ahora, el parque es el lugar preferido de las familias. Se puede disfrutar un helado mientras se admira la pileta desde las cómodas bancas de hormigón.
Los más inquietos pueden divertirse en las mesas para damas chinas, ajedrez o, simplemente, jugar con barajas.