Pintar la madera es un proceso que comienza mucho antes de extender la primera gota de pintura sobre la superficie que se tratará. Para obtener un buen resultado, explica la revista digital Consumer, se debe preparar la madera según diferentes pasos. Estos dependen de que la madera sea nueva o se haya pintado con anterioridad.
Para obtener el mejor acabado de la madera, continúa Consumer, se deben eliminar todas las irregularidades de la superficie y dejarla limpia y uniforme.
En este proceso, explica el maestro carpintero Carlos Hurtado, la lijada de la madera es vital, y se debe realizar varias veces y en distintos momentos de la tarea.
Del acabado que se logre con la aplicación de la lija dependerá, en buena medida, el resultado final del trabajo.
El estado de la madera que se limpiará determina el uso de una lija de grano grueso, medio o fino
Si la superficie sobre la cual se trabajará cuenta con muchas irregularidades, está sin cepillar o se ha pintado con anterioridad, se debe pasar una lija de grano grueso, que permita emparejarla. Si las irregularidades son pocas, o como fase intermedia en la tarea, se puede emplear una lija de grano medio, sugiere Consumer.
La lija de grano fino se reserva para un acabado delicado, es decir, para dar suavidad a una superficie de la cual se ha eliminado la rugosidad mayor.
Un secreto para obtener la mayor calidad en el lijado, explica Hurtado, es seguir la dirección de la veta de la madera. Así, la superficie quedará más suave y se reducirán los riesgos de rayaduras.
Para asegurar un trabajo parejo, se puede usar un taco de madera, en torno al cual se envuelve la lija. Esto proporciona una superficie lisa y reduce las diferencias de presión que se pueden producir al pasarla solo con la mano.
También se recomienda cambiar el papel de lija con cierta frecuencia, para que toda la madera se someta a un lijado de similar calidad y se evite rayar con el serrín que se podría acumular entre los granos de la herramienta.