La Cervecería Artesanal Santa Rosa es un proyecto de Rama Estudio en el que no se manejó la concepción de estilo, sino de optimización de los recursos y materiales. Foto: Patricio Terán/EL COMERCIO
Altura en los espacios, conexiones eléctricas, circuitos y tuberías vistas, mobiliario metálico, accesorios reciclados. Son algunas de las características de la ambientación con un concepto industrial.
“Se llama diseño industrial al estilo que se le da a un espacio que tenga estas características”, explica el diseñador cuencano Daniel Ullauri. Según el profesional, los ‘lofts’ se caracterizan por este estilo.
La cafetería Kawka, en Guayaquil es uno de los proyectos con concepto industrial de Ullauri. El techo descubierto y los elementos colgantes a la vista dan cuenta de la tendencia y se complementan con los tonos metálicos del ambiente.
En viviendas también se puede aplicar el estilo industrial, indica el diseñador. Bajo este concepto se está diseñando un espacio residencial en Cuenca. En el lugar, los materiales y tonalidades grises sugieren esta ambientación.
Pese a que el hogar es un buen lugar para la iniciativa, según la arquitecta de interiores Carolina Zambrano, el estilo industrial es una tendencia que actualmente se aplica, en especial, en restaurantes, cafeterías, bares…
Pero también están quienes prefieren crear con estas características, sin ubicar el concepto de un lugar dentro de un estilo determinado.
En la cervecería artesanal Santa Rosa, la antigua casa de ladrillo visto y grandes muros quedó expuesta a la vista. El mobiliario sugiere líneas rectas. Destacan la naturalidad de la madera y las imperfecciones del metal en crudo.
Se trata de un proyecto recursivo. Así lo definen sus creadores, los profesionales de Rama Estudio. Ellos se manejan bajo el concepto de que “la arquitectura no debería ser categorizada en estilos”.
Según el estudio, cada proyecto debe responder a las condiciones y recursos existentes, de manera coherente con el usuario, el lugar y el medioambiente, entre otros.
Para este lugar se pensó en la eliminación de recursos innecesarios que encarecen la obra. “Cuando se es recursivo se bajan costos y se optimizan tiempos de construcción”. Su propietario, Carlos Pinos, dijo que su intención fue que el lugar refiera al ambiente rústico en el cual creció.