Cotacachi es uno de los cantones de Imbabura en donde ha florecido la construcción. Según datos del Departamento de Planificación del Municipio, en los últimos años se han desarrollando alrededor de una docena de proyectos destinados a la vivienda y al turismo.
Quizá una de las características más importantes constituye el uso de materiales alternativos y diseños eclécticos.
Este fenómeno se evidencia en conjuntos residenciales como San Miguel, Jagua Pacha, El Encanto…, que han sido levantados con formas rústicas y elementos ancestrales de construcción, como el adobe, el ladrillo, la teja, la piedra y la madera.
Según Juan Jaramillo, director de Planificación del Cabildo, la creciente presencia de ciudadanos estadounidenses y europeos, residentes y visitantes, ha influido en Cotacachi.
Una de las construcciones que resalta es el Rancho Santa Fe. Se trata de un inmueble que parece transportar a los visitantes al estado de Nuevo México, en Estados Unidos.
La casona, que tiene 16 000 metros cuadrados (m²) de construcción, es una elegante y funcional hostería.
En el techo resalta la madera vista, mientras que en las paredes las formas simples y los colores tierras, beige y ocre.
Su propietario Hugo Córdova confiesa que siempre le atrajo las construcciones del suroeste de Estados Unidos. Se refiere al estilo de construcción denominado ‘South West’ o Santa Fe, que hace referencia al condado de Estados Unidos, que lleva el mismo nombre de la hostería.
Córdova recopiló libros y revistas arquitectónicas, que resaltaban esas construcciones que guardaban evidencias de su pasado español y mexicano.
Luego que retornó al país, confió sus ideas y los textos al arquitecto Fernando Pico.
Finalmente, con el aporte del profesional tomó forma el edificio de dos plantas con muros gruesos y con ángulos redondeados, sin vértices.
La madera del piso y de los pasamanos, de los corredores interiores y los exteriores parece transportar a los visitantes a las casas de las películas del oeste.
El hotelero, entre tanto, resalta los espacios amplios y cómodos.
El Rancho Santa Fe está dividido en cuatro áreas. Una zona central, en donde está situada la administración. Un espacio destinado para siete salas de convenciones. Un área para 44 habitaciones. Y los espacios verdes. “Nuestro comedor, por ejemplo, tiene capacidad para 320 personas. Y tenemos otro para 120”, afirma.
A diferencia de las construcciones antiguas de Nuevo México, que utilizaban básicamente adobe, el Rancho Santa Fe fue edificado con ladrillo y bloque. Sin embargo, se han realizado varias remodelaciones de acuerdo con las necesidades.
“También usamos madera y piedra local”, asegura Córdova. Utilizar materiales de la zona, como lo hacía la arquitectura vernácula, reduce los costos. Esa es una ventaja asegura Teresa Villalba, especialista en restauración urbano-arquitectónica.
Para Hugo Córdova la mejor recompensa que puede recibir de un cliente es que le diga que se siente como en el condado de Santa Fe, el lugar que inspiró su casa. Y siempre trata de mejorar su hostería con gusto.