¿Cuántos años lleva en el oficio?
Bueno. Desde 1978. Son 33 años, exactamente.
¿Graduado en la Universidad Central del Ecuador?
Sí, como dicen, no soy flor de invernadero.
Actualmente, usted está involucrado en dos bienales de Latinoamérica: la de Quito y la de Buenos Aires.
Efectivamente. En este momento soy Vicepresidente del CAE y, por eso, se me ha delegado la responsabilidad honrosa de ser el Presidente de la próxima Bienal Panamericana de Quito, que se realizará en noviembre del 2012. Es uno de los dos frentes, muy importante…
¿Pero?
El otro es un honor. Asistir como conferencista y expositor a una bienal tan prestigiosa como la de Buenos Aires es una satisfacción y un compromiso. No existe un antecedente en la historia de la arquitectura ecuatoriana. Llevaré una obra denominada ‘30 años de arquitectura con identidad’, que es un poco el eje en el cual he trabajado todo este tiempo.
Hablando de identidad, ¿cuál es la suya?
La posibilidad de estar en Buenos Aires es un reconocimiento a una actitud propositiva, que lo que hace es ponerle un ADN a la arquitectura. Hablamos de una arquitectura que tiene origen, culturas e historia; y que se reinterpreta y se formula en términos contemporáneos.
¿Una arquitectura que hurga en el pasado para hacer propuestas como la Capilla del Hombre?
Así es. Los arquitectos debemos ser como los árboles, que podemos recibir el sol, el viento y la lluvia, que son universales; pero que tenemos las raíces en el sitio y, por esa condición que nos nutre de su cultura y de historia, producimos nuestros propios frutos.
¿Esos frutos en su quehacer significan tierra, materiales ancestrales, cosmologías…?
Son muchos elementos los que participan. El uno es el lenguaje arquitectónico. Lo que hace es investigar, reinterpretar y procesar los elementos iconográficos de nuestros pueblos originarios. En mi obra no hay solo elementos formales sino también conceptuales. Elementos que hablan de los rigores naturales, de la cosmovisión andina. Pero, al mismo tiempo, de pueblos, de costumbres, de sitios, materiales, de la manera de trabajo…
¿Por eso es que cada cierto tiempo coge su mochila y se va a recorrer pueblos?
Esos son los orígenes. Esas marcas subyacen en toda mi producción. Si no hubiera tomado esa determinación, a los 18 años, de recorrer América Latina y nutrirme de sus paisajes, sus costumbres y sus historias, no estaría haciendo lo que hago hoy. Eso es, un poco, el cordón umbilical que me ató a este continente, maravilloso además.
Después fui a Europa y Estados Unidos. Y ya no tuve esa actitud de acomplejado con la cual personas de los países del Tercer Mundo llegan y se ponen de rodillas ante las catedrales góticas; y no son capaces de ponerse de pie ante sus propios monumentos.
¿Monumentos como cuáles, por ejemplo?
Como Sacsayhuamán, Chanchán, Ingapirca, Machu Picchu… como Tulipe… Son nuestros monumentos y tienen un bagaje y una propuesta arquitectónica tan fuerte, que el tema de mi charla en Buenos Aires será: ‘En arquitectura, lo más contemporáneo está en el origen’.
Esto tratando de hacer un análisis teórico-filosófico sobre el aporte de esos pueblos a la arquitectura contemporánea.
Pero usted también utiliza elementos racionalistas
Yo diría más que racionalistas, no podemos negar que somos ciudadanos del siglo XXI.
¿Eso qué supone?
Supone que la humanidad ha evolucionado. Que la vida ha cambiado. Tenemos hornos microondas, instalaciones satelitales, plasmas. Todo eso es parte de un equipamiento que no existía antes y que los arquitectos debemos considerar y, con ellos, dar respuesta a las necesidades contemporáneas. Pero, reitero, el gran reto vuelve más difícil la tarea porque no se trata solamente de globalizarnos, sino de hacerlo sin perder las identidades.
La exposición de su obra va por ese camino
Sí. Se llama ‘30 años de arquitectura con identidad’. Yo he hecho una selección. En más de 30 años hay mucha producción y, como todo en la vida, tiene sus niveles. La selección tomó como elemento sustantivo aquella obra que ha estado más ligada a mi propuesta conceptual: pueblos originarios, espacios públicos culturales, la materialidad y la iconografía de la cosmovisión andina.
Le pongo un ejemplo concreto: la Capilla del Hombre, que ya es un elemento simbólico de la arquitectura del país.
Es la primera obra de la arquitectura contemporánea ecuatoriana que está inventariada como Patrimonio nacional.
En todos los casos, no llevo a Buenos Aires planos técnicos, sino planos en los cuales lo conceptual se manifiesta.
¿Cuáles son las fechas de su charla y de su exposición?
Yo viajo el 8 de octubre. La exposición está montada a partir del lunes 10, que se inaugura, en el Centro Cultural Recoleta y permanecerá abierta hasta el 30. He pedido que el Embajador del Ecuador en Argentina participe en la inauguración, porque me parece importante que exista esta especie de telón de fondo oficial.
La charla va a ser el 12 de octubre. Imagínese la coincidencia, porque supuestamente es el día en que nos descubrieron. Y en ese día, precisamente, les vamos a hablar de otras cosas, entre ellas de quién descubrió a quién.