Con sus orígenes en el año 1961, el Salone Internazionale del Mobile di Milano se creó con el afán de ser una vitrina para muebles italianos. Sin embargo, hoy esta feria anual es la mayor de su tipo a nivel mundial y constituye un punto estratégico para la presentación de nuevos productos de diseño, ya sean muebles para el hogar, iluminación u otros.
Salvando las diferencias, explica el diseñador Rodney Verdezoto, el Salón de Milán es como el Mundial de Fútbol, solo que se realiza anualmente.
Como afirma Marc O. Eckert, director ejecutivo de Bulthaup, una de las empresas más prestigiosas que participaron en la última edición, que finalizó el 26 de abril, la sociedad se halla en un momento de cambio. “El mundo globalizado y digitalizado transforma las condiciones de vida y las exigencias espaciales. Al mismo tiempo, las personas sienten un anhelo por lo auténtico y lo individual: el deseo de desplegar la propia personalidad y vivir experiencias emotivas pasa a un primer plano”.
“La producción de calidad sistematizada propia de la era industrial ya no es suficiente. Tampoco lo que un producto funcione perfectamente, sino que además tenga disfrute emocional”, dijo en la website del evento: www.cosmit.it. Esos son los nuevos argumentos que sostiene el Salón Internacional del Mueble de Milán.
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