La Escuela Politécnica del Ejército (Espe) inauguró, el miércoles, la primera etapa de su nuevo campus en Latacunga, Cotopaxi.
Esta es una obra que reclamaban los estudiantes de la provincia, explica el Crnl. Marco Quintana, director regional de la Espe.
“La demanda es intensa, por esa razón, la nueva edificación está proyectada para acoger a 10 000 estudiantes. La primera de las tres fases proyectadas tiene una capacidad para 3 000 alumnos”.
La importancia de la nueva edificación se valora apenas se ingresa al perímetro del campus, una vasta extensión de terreno de 38 hectáreas colindante con el barro Belisario Quevedo, una zona rural emplazada al sur de la capital cotopaxense. En medio de la planicie se ubican cuatro bloques de hormigón armado, vidrio y fachaleta; de cuatro pisos cada uno.
El monte Putzalagua, ubicado al noroeste, es el remate natural. La nueva Espe queda a 8 km del centro de la ciudad y del antiguo campus de esta universidad.
La historia del nuevo campus, explica Quintana, empezó el 2008, cuando la Espe decidió construir aulas, centros de investigación, laboratorios, talleres con tecnología de vanguardia e infraestructura deportiva para un universo de 10 000 jóvenes.
A finales de 2008, se adquirió el terreno. La primera fase de construcción, que estuvo a cargo del Cuerpo de Ingenieros del Ejército (CEE), arrancó el 22 de noviembre del 2010 y se inauguró el miércoles pasado.
En ese lapso laboraron un promedio de 150 trabajadores y 20 técnicos (ingenieros, arquitectos, diseñadores…) y se invirtieron USD 8 153 896,50.
En la etapa inicial se contemplaron el bloque de aulas, la garita de ingreso, las infraestructuras vial, sanitaria, eléctrica, y la implementación del sistema de agua potable. En total se habilitaron 80 aulas con capacidad para 17, 23 ó 35 estudiantes.
Los edificios están emplazados en un área de 4 038 m². Fueron destinados para aulas, en un área de 2 400 m² por piso, y para la parte administrativa y académica, cada uno en 480 m².
Las edificaciones se ubican de tal manera, que permiten el juego de luz y sombra mientras transcurren las horas de luminosidad del día, condición que es aprovechada por la ubicación ecuatorial.
Cada edificio de aulas dispone de 10 salones de clases por piso, para un total de 260 personas por planta. La capacidad total de los edificios de aulas es de 2 080 estudiantes. Además, la construcción cuenta con un área de control para voz y datos en cada piso, un sistema de control de incendios y se implementará la circulación vertical mecánica para el uso de personas con discapacidad, mediante dos ascensores.
El ingreso hasta el área edificada es uno de los elementos constructivos más sobresalientes del conjunto educativo.
El peatonal es una amplia calzada de seis metros de ancho elaborada con hormigón decorativo, este es un hormigón “estampado” que tiene la textura del gres. “Se logra mediante la aplicación de ácidos colorantes y resinas para el brillo”, explicó el técnico Mauricio Camacho.
Esta caminería está ubicada en la parte oriental de los bloques.
Las dos “majestuosas” vías de acceso y salida de vehículos, que se conectarán con el espacioso estacionamiento que se habilitará posteriormente, son de adoquín de concreto de colores. Cada una tiene ocho metros de ancho.
La volumetría del área edificada es de corte ortogonal (líneas rectas y figuras rectangulares y cuadradas) y no se caracteriza por tener un diseño novedoso o innovador sino por su solidez.
Los interiores, en cambio, son amplios, luminosos y bien distribuidos. En el bloque principal giran alrededor de un patio central cubierto con una estereocelosía transparente y en cuyo centro se ubica una pila con el logo de la universidad en el centro.
Todos los interiores son de lujo extremo. Los pisos son de porcelanato, los pasamanos de acero inoxidable, las caminerías internas también de porcelanato.
“Un gran marco para una educación de excelencia, como la de la Espe”, explica Quintana.