El sector de la construcción no es ajeno a los avances tecnológicos. La mayoría de edificios y conjuntos habitacionales nuevos incorpora cada vez más sistemas que aportan seguridad, comodidad y bienestar.
Un ejemplo es el edificio de oficinas ABC, ubicado en la avenida Atahualpa, en el norte de Quito.
Este inmueble, construido por Edificar, consta dentro de los edificios considerados inteligentes. Cuenta con sistemas automáticos de climatización, presurización y electricidad, cuenta Alfredo Jaramillo, gerente de la constructora.
A través del primero, la temperatura de las habitaciones se adecúa a las distintas condiciones climáticas. Es decir, si hace frío, rejillas instaladas en el techo emiten aire caliente y viceversa.
Se asemeja al aire acondicionado. La diferencia radica en que el sistema es programado y no hay que regularlo manualmente. Deja de funcionar cuando no hay gente dentro de la habitación.
El sistema de presurización, presente en las salidas de emergencia del edificio, actúa de manera similar.
Sensores dispuestos en rejillas captan la presión. Si perciben gases extraños, inyectan mayor cantidad de aire en el lugar.
En caso de presentarse un incendio, esta tecnología impide la entrada de humo y de llamas desde los pasillos. Así, las personas pueden descender las escaleras y dirigirse a la planta baja sin inhalar gases tóxicos.
Las salidas de emergencia también poseen puertas herméticas que impiden la entrada de emanaciones peligrosas. Cuando las personas las atraviesan, se cierran automáticamente.
La iluminación de este edificio también es automática.
Los focos solo se encienden cuando hay personas dentro de las habitaciones.
Asimismo, las salidas de emergencia cuentan con lámparas especiales que se prenden cuando hay cortes de energía producto de desastres naturales, como sismos y terremotos.
Sin embargo, si se presentan cortes de energía comunes, el edificio cuenta con un generador a diésel, que produce electricidad que -así mismo- se enciende instantáneamente.
Los estacionamientos de ABC también cuentan con tecnología. En el techo hay extractores que absorben los gases contaminantes de los vehículos.
Los sistemas de seguridad del edificio no se quedan atrás.
Cuenta con un sistema cerrado de televisión que permite a los guardias estar siempre atentos a lo que sucede en los pasillos y en los distintos ingresos. Varias cámaras están instaladas en lugares estratégicos del inmueble.
Además, las puertas solo pueden abrirse con tarjetas magnéticas y sensores.
El edificio Almería, también de la constructora Edificar y ubicada en Bellavista, tiene, por otro lado, ductos de gas.
Estos se originan en una cisterna ubicada en la terraza del techo y se distribuyen a los sitios donde se colocan electrodomésticos que funcionan con este combustible, como hornos, lavadoras de platos y secadoras de ropa.
De igual forma, el agua que se utiliza en el inmueble es calentada con este sistema.
La instalación de estas tecnologías exige grandes inversiones. Sin embargo, a largo plazo, permiten ahorrar energía, y, por ende, resultan más baratos.
Los servicios de comunicación, es decir, de Internet y telefonía, también funcionan mejor con cableado de fibra óptica.
El conjunto Tierra Nueva, ubicado en Los Chillos, dispone de esta tecnología.
Los cables están enterrados, por lo que no se los ve a simple vista.
De acuerdo con Robinson Galarza, constructor de esta urbanización, este mecanismo permite que la comunicación de datos sea más rápida y eficiente. En otras palabras, la transmisión de la señal es mejor.
El constructor asegura que seis cables de fibra óptica equivalen a 500 de cobre.
Esto significa que la fibra óptica ocupa menos espacio en los ductos que los cables anteriormente mencionados, normalmente utilizados para las comunicaciones.
En este conjunto, la fibra óptica está conectada al sistema general que existe en el país.
Galarza dice que es posible instalar el sistema en las edificaciones que ya cuentan con cableado de cobre. Sin embargo, para esto, es necesario instalar unas cajas especiales llamadas ‘transceivers’.
Los cables de cobre se conectan a estos y de aquí salen posteriormente las fibras ópticas.