El magnate estadounidense Donald Trump inauguró el miércoles pasado su primer hotel latinoamericano de gran escala: un lujoso complejo de 70 pisos a orillas del Pacífico en la capital panameña que es, también, el edificio más alto de América Latina.
Esta construcción, con forma de vela de navegación de 284 metros de altura, es un complejo turístico y residencial que se suma al ‘boom’ inmobiliario de Panamá, donde Trump provocó recientemente la ira de la clase política al declarar que Estados Unidos entregó“estúpidamente” al país caribeño el canal interoceánico.
El Trump Ocean Club International Hotel&Tower refleja “la sensibilidad moderna de la nueva generación de los viajes de lujo”, dijo la empresa en una invitación al acto inaugural del complejo hotelero, donde la habitación más barata cuesta USD 300 la noche y las unidades habitacionales se venden desde USD 250 000 a un millón.
Con una inversión de USD 400 millones, el inmueble diseñado por la firma colombiana de arquitectos Arias Serna Saravia, tiene 47 suites, 37 ascensores, spas, piscinas, marina, casino, tiendas, restaurantes, boutiques y una isla con playa privada.
También dispone de una terraza de más de 900 m² con una piscina frente al océano, servicio personalizado de mayordomo y un centro de convenciones de 4 200 m².
“Es el primer proyecto de Trump fuera de Estados Unidos”, dijo Eric Trump, hijo del magnate, durante una visita con periodistas efectuada en la inauguración.