Las cerraduras electrónicas no solo ofrecen seguridad sino también comodidad y funcionalidad. Desde hace dos años tienen más demanda para viviendas, oficinas y departamentos de la capital azuaya.
El usuario no debe preocuparse por el uso, pérdida o traslado de las llaves porque para ingresar a un inmueble se utiliza una tarjeta, un código o la huella dactilar previamente registrada en esta cerradura.
El modelo más sencillo solo requiere de una huella y es apropiada para personas con capacidades especiales o de la tercera edad que suelen olvidar dónde dejaron las llaves. En las de mayor tecnología se puede registrar hasta 90 huellas o combinar con claves, dice Vinicio Mosquera, gerente de Alta Tecnología en Seguridad.
Según él, todo es modificable ya sea en claves o huellas. “Brindan más seguridad que las cerraduras convencionales porque si alguien entregó una llave no sabe si le duplicaron o no. Pero si da una tarjeta o clave y no le devuelven o desconfía puede borrarla o cambiarla”.
El arquitecto cuencano Augusto Samaniego agrega otro elemento. Según él, son estéticas y logran una buena combinación con las viviendas o edificios de estilo contemporáneo, por lo que tienen más demanda en los últimos años.
Mosquera dice que hay clientes que aún quieren depender de una llave, por lo que existe una opción que puede combinar ese elemento con la clave o el uso de tarjeta.
No requiere de una instalación eléctrica porque su fuente de energía son las pilas. Las cerraduras pequeñas requieren de cuatro doble A y las grandes ocho. “Las que llegan con los equipos duran hasta tres años y medio”, señala Mosquera.
La cerradura alerta cuando la energía está baja y, si se desgasta totalmente, se puede colocar una batería de nueve voltios en unos conectores ubicados en la parte externa de la cerradura. Con ello, se carga temporalmente para digitar la clave, ingresar y cambiar las pilas.
Lo fundamental es que la cerradura esté correctamente instalada, “pese a tener el tamaño universal es necesario que los huecos y medidas coincidan perfectamente para que las pilas no se desgasten rápido”.
Tienen desde uno hasta tres pestillos, dependiendo del modelo. Incluso para tener una mayor seguridad el código puede tener hasta 12 dígitos, que pueden ser repartidos entre varias personas si se trata de una zona donde hay documentos de valor o dinero, señala Mosquera. O se puede registrar las huellas de más de un dedo para evitar inconvenientes cuando se presente un accidente de uno de ellos.
Manuel Yanza, encargado del Área de Laboratorio de la firma ATS, dice que estas cerraduras ofrecen otro beneficio. Si se presenta un incendio y en el interior del inmueble la temperatura sube a más 51 °C, se abre la cerradura automáticamente y genera una alarma para guiar a los ocupantes hasta la salida. “No se abre desde el exterior si existe un calentamiento forzado o premeditado”.