Marco Vinicio Cela Godoy tiene 52 años y es herrero desde hace 33. También es escultor y aficionado taurino. El hombre es pequeño, robusto y con el cabello lleno de canas.
Cela es propietario de un taller de herrería ubicado en el Centro Comercial Arenas. Está casado con Soledad Jácome, con la que procreó tres hijos. El varón, Carlos, tiene el oficio del padre y lo ayuda en el taller. Las mujeres, Margarita y Diana, estudian.
De hecho, su matrimonio con Soledad tuvo mucho que ver en su trabajo, ya que Marco heredó el negocio de su suegro, Luis León quien fue su maestro, su mentor y su amigo.
El local donde don Cela transforma las varillas de hierro negro en campanas, pasamanos, lanzas, herraduras, estribos, escaleras y más artículos elaborados con este material, está emplazado al final del Centro Comercial Arenas, en la sección dedicada a las cerrajerías y forjas.
Es un local modesto, desordenado y lleno de varillas, antigüedades y trabajos forjados en hierro. Un pequeño cartel de tol pintado con letras negras que resaltan su nombre da la bienvenida a sus fieles clientes que solicitan sus servicios y no le cambian por nadie.
El equipamiento es el usual para estos negocios. La fragua es imprescindible; un yunque donde da forma a las varillas; una mesa metálica que sirve como banco de trabajo; una cizalla para cortar el metal y una soldadora de arco… También se observan varios martillos (de bola, de orejas), algunos combos y una piedra de esmeril, que sirve para los trabajos accesorios como afilar cuchillos, machetes, picos, azadones y toda herramienta que haya perdido su filo.
El lugar está lleno de chatarra, trabajos olvidados o a medio hacer. De chucherías que algún momento pueden tener utilidad y volverse arte, como el Quijote de la Mancha que guarda como un tesoro. Don Cela afirma que cuando se dedica a la forja se olvida del mundo. “Más que mi trabajo es mi pasatiempo. Realizo esculturas, campanas, estribos; es decir, arte en hierro”.
Es un trabajo que empieza, de lunes a sábado, desde las 07:00 hasta las 17:00. Pero no labora solo. Su hijo Carlos y Abdón Esparza le ayudan en las tareas.
Los dos ya son expertos en el trabajo pero don Marco nunca deja de guiarlos. “El ojo del amo engorda el caballo”, afirma entre sonriente y convencido.
La herrería es uno de los trabajos más antiguos del mundo dice Marco, aparte es la “madre de las mecánicas porque es el inicio de todas ellas”.
¿Cómo es su jornada diaria de trabajo? Tenaz, afirma el maestro Cela. Cuando se necesita forjar un material se empieza con el calentamiento de la fragua. Una vez prendida se coloca el hierro hasta que se pone al rojo vivo. Entonces es tiempo de darle la forma requerida en el yunque, con la ayuda de un combo o de un martillo. El material se calienta y trabaja hasta que adquiere su figura definitiva. En el forjado más sencillo, el maestro se demora unos 15 minutos. No más.
Marco no solo ama la herrería; también tiene otro amor: la tauromaquia. El arte del toreo le embistió el alma desde que era un niño. cuando junto a su amigo Fabián Tigse empezó a asistir a la Feria Jesús del Gran Poder.
Y como no pudo ser ni matador ni banderillero pues… se decidió por trabajar como monosabio, socorriendo a los picadores y ayudantes en sus tareas, limpiando e igualando la arena de la plaza luego de cada faena…
Tranquilo y amable
Los trabajos que realizan don Cela y sus ayudantes varían entre USD 2 y 8. La primera cifra se cobra por afilar los cuchillos, machetes, tijeras…
El taller es muy conocido. Si quiere contactarse con el profesional puede comunicarse al teléfono 09 9 943443 o visitar el taller en el Mercado Artesanal Arenas.
Marco Vinicio Cela es una persona tranquila, dicharachera y amable, explica su cuñada Y un gran profesional, completa Washington Acosta, otro artífice de la forja y fanático taurino, como su amigo Marco Cela.