Aunque ese guante no le chante a mucha gente, es tan real como el minimalismo, el iPod o el ‘high tech’. ¿Cuál es? La moda retro, que regresa.
Este retorno no solo desfila en las pasarelas de París, Milán o Nueva York, las cuales se llenan de encajes, bordados y florituras. Otros escenarios también dan acogida a estilos, tendencias y materiales que eran el último alarido hace medio siglo y hasta cuando nuestros padres eran adolescentes.
El diseño de muebles es un caso. Cada día resurgen, como el ave fénix, estilos que en su época causaron furor pero que hace una veintena de años fueron arrinconados en las despensas y los áticos más escondidos de las casonas.
¿Ejemplos? El barroco, el vintage y el art deco. Solamente que ahora todos estos regresos han sido bautizados como ‘maximalismo’, una amalgama entre estilos que no descarta ni siquiera la fusión entre el minimalismo y el barroco o el rococó; como decir unir el agua con el aceite. Pero así es.
Los muebles de esas líneas ganan cada día mayor protagonismo en el mundo. Y hasta diseñadores que están embarcados en la onda actual han sacado diseños de muebles que tienen reminiscencias antiguas, como Jaime Hayón y Patricia Urquiola. Como diría el poeta: cosas de la modernidad.