El despilfarro gobierna las metrópolis

Las interminables hileras de vehículos solo son una de las paradojas urbanas que tienen las ciudades 'emergentes'.

El crecimiento desmesurado hacia las periferias es otro vector que configura -más bien desfigura- las metrópolis ecuatorianas. Mientras nuestras urbes se han convertido en escenarios del mayor despilfarro de los recursos financieros de la ciudadanía, en las 'sociedades de la abundancia' existe más austeridad en el control, manejo y uso de los bienes urbanos.

Este crecimiento descontrolado de las zonas urbanas produce el acaparamiento del territorio por parte de los especuladores. Y es otra clara manifestación del despilfarro de uno de los recursos no renovables de todos los ecuatorianos, como es el suelo.

También acarrea una serie de males subyacentes, los que sumados representan otro valor significativo del despilfarro urbano. ¿Por qué? Porque crea bolsas urbanas sin servicios básicos suficientes, de difícil acceso, sin transporte público ni recolección de basura ni alcantarillado...

Este crecimiento incontrolado también repercute en el aumento del tiempo-costo de la transportación y genera gastos adicionales de energía, en forma de combustibles.

Pero hay más. La falta de definición en los carriles de las vías, los obstáculos en las calles (chapas acostados innecesarios), el mal empleo del pito, los parqueamientos en doble fila, la falta de definición de las paradas y el irrespeto en el uso de las existentes, la mala sincronización de los semáforos, la deficiente señaliz ación -tanto horizontal como vertical- son otros ejemplos del mal manejo de los recursos citadinos.

Quito es un caso sintomático de todo eso. ¿Dura tarea para la nueva administración municipal, no?

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