Es una gran estructura en forma de depósito -o de nave espacial- que se encuentra en el medio del bosque. Es difícil determinar qué es exactamente y, a diferencia de las cuevas y las rocas circundantes, es claramente una pieza que no forma parte de la naturaleza. Pero que se fusiona de manera magistral.
Se trata de la Casa Shell, un inmueble diseñado por el arquitecto japonés Kotaro Ide y construido en Karuizawa (Japón). Es un ejemplo muy atrevido e innovador de la arquitectura orgánica.
Como explica el portal https://www.portables-energia.com, el arquitecto nipón ha diseñado una casa que se integra totalmente en el paisaje.
La ‘Shell House’ es como una escultura rodeada de bosques, una casa verde sacada de un sueño. Sus fluidas formas elípticas se integran perfectamente en el entorno mediante grandes zonas acristaladas.
Como explica el portal https://www.arquitecturacritica.com, estar en sintonía con la naturaleza no se trata de ceder a la naturaleza, se trata de la coexistencia. Y esta casa de 329 m² lo consigue plenamente.
La existencia de la estructura depende de su poder para resistir la naturaleza. Al aislar el espacio de vida de la naturaleza, mejora su calidad como refugio, la casa estará protegida de la naturaleza y proporcionará un ambiente cómodo.
Esos dos valores arquitectónicos y ecológicos están presentes en la Shell, tanto en el exterior como en el interior.