La caña guadúa u otro tipo de madera se utilizan para elaborar las estructuras donde se colocan las hojas. Foto: Patricio Terán
La hoja de la palma de la tagua es uno de los elementos esenciales para la construcción de casas y techados en las zonas rurales de Manabí.
Conocida como cade, mide entre 50 y 60 centímetros (cm) de largo por hasta 40 cm de ancho. Por su impermeabilidad ante el agua y el ambiente de frescura que brinda, el campesino manabita la utiliza para las cubiertas y techados de sus casas, o generar ambientes para el secado de café o cacao o, simplemente, para cubrir mobiliarios para el descanso, como piscinas, bares…
En los 22 cantones de Manabí, desde la zona costera hasta el interior de la provincia, el cade está presente por doquier, comenta el ecologista y constructor de casas campesinas en el norte de Manabí, Marcelo Luque.
El cade fue utilizado por los antepasados manabitas para armar la cubierta natural de sus habitáculos. Con el tiempo pasó de ser uno de los componentes de una vivienda montuvia, hasta convertirse en un material decorativo en la actualidad, afirma el constructor.
El cade se amolda y conjuga con cualquier elemento constructivo pero, sin duda, su prima hermana es la caña guadúa. Las casas del campesino manabita son, en su mayoría, hechas con paredes de caña guadúa, lo mismo que los marcos de las ventanas y puertas, los balcones, pasamanos y hasta el piso, asegura Lorenzo Zambrano, carpintero del cantón Santa Ana radicado en Manta hace 20 años. La guadúa y el cade son como hermanos, casi siempre están juntos. Y son materiales ecológicos, afirma Zambrano.
Esta hoja seca de la tagua también es utilizada para la decoración en interiores de edificaciones, hoteles, condominios de alta gama y para crear cubiertas que dan sombra en espacios sociales cercanos al mar y en las riberas de los ríos.
La colocación del cade es fácil. Se adhiere a la caña o la madera con hilo de nailon resistente a los rigores del clima. Una cubierta de este producto debe renovarse cada ocho años o 10 años.