El mirador de Shalalá, Quilotoa, ganó en Arquitectura del paisaje, nacional. Foto: Cortesía
Redacción Construir (I)
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El éxito es una sumatoria de decisiones acertadas, organización y trabajo constante.
En esos tres parámetros se cimentó la XIX Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito (BAQ 2014), que finalizó ayer con un recorrido desde el ágora de la Casa de la Cultura hasta el bulevar 24 de Mayo;y mostró a los 3 000 asistentes las bondades –y deficiencias- del Centro Histórico capitalino.
La legión de estudiantes de todas las facultades de Arquitectura del país y visitantes de Costa Rica, República Dominicana, México, Colombia, Perú, Chile, Paraguay, Argentina, Brasil y Uruguay llenaron el ágora durante cinco días.
Uno de los aciertos de los organizadores fue la selección de los conferencistas. En este aspecto, la BAQ 2014 tuvo un cuadro de lujo. Participantes como Érika Chimborazo y Diego Camacho, estudiantes de Arquitectura de la Universidad Central, comentaron que les gustaron las ponencias del mexicano Juan Alfonso Garduño, el español Salvador Rueda y del ecuatoriano Jorge Morán.
“Especialmente me gustó Morán, porque nos enseñó que también se puede diseñar y construir con ingenio y dignidad casas para los que menos tienen”, aseveró Chimborazo.
Otros panelistas invitados que impresionaron, según Alejandra Villavicencio, de la UTPL lojana, fueron el ruso Alexander Brodsky y el paraguayo Javier Corvalán.
Pero, en general, opinó el arquitecto Fernando Hinojosa, todos los invitados mostraron solvencia, carácter y conocimiento. Este profesional, además, fue el diseñador del ‘atrio’ de cartón reciclado que recibió a los asistentes a la Bienal.
El certamen de confrontación, principal acto, premió en seis categorías, una de ellas de carácter mundial: Hábitat social y desarrollo. 546 trabajos se presentaron al concurso.
Hubo premiaciones en 11 categorías (5 internacionales, 5 nacionales y una mundial).
Una de la características de la XIX BAQ 2014, que se reflejó en la decisión de los jurados, fue la prevalencia del carácter sustentable de los proyectos. “De la ruptura de la visión antropocéntrica de la arquitectura por otra más ecológica y compatible con el maltratado entorno natural”, según Handel Guayasamín, presidente del CAE-P.
Basados en esas premisas, los jurados declararon ganadores del Premio Bienal en diseño arquitectónico a dos proyectos: la Casa Convento, del Arq. ecuatoriano Enrique Mora Alvarado y el Proyecto Ecuestre, del mexicano Manuel Cervantes. La primera, asimismo, se hizo acreedora al Premio Nacional en la categoría Diseño arquitectónico, por lo que fue la gran triunfadora. Se trata de una casa de 125 m² elaborada totalmente en bambú y emplazada en Chone.
En el concurso mundial Hábitat social y desarrollo, el Primer Premio también se otorgó a un proyecto ecuatoriano: la Casa Albergue, del equipo del arquitecto Pablo Moreira.
En Diseño urbano y arquitectura del paisaje, nacional, el Primer Premio fue para Javier Mera, Jorde Andrade y Daniel Moreno Flores por su mirador en la comunidad de Shalalá, en el volcán Quilotoa.