Es un hecho sin discusión: la arquitectura es un elemento esencial de los máximos eventos deportivos mundiales. Las Olimpiadas de Pekín y Londres y el Mundial de Alemania son tres ejemplos.
Las tres instancias dieron paso a estadios y centros deportivos con las formas más extrañas y complejas, diseñadas por los gurús de la arquitectura: flores de enormes pétalos de concreto, nidos de pájaro, cajas mágicas, burbujas de agua…
El Mundial de Fútbol de Brasil, independientemente de los problemas sociales que ha desatado, también mostrará algunos estadios donde se fusionaron la tecnología más actual y el diseño más vanguardista.
Y aunque no son tan espectaculares como los que se construyeron para el Mundial de Alemania 2006, ni tan extravagantes como los de las Olimpiadas de Pekín o Londres, presentan diseños llenos de soluciones arquitectónicas interesantes.
Ahí están, por nombrar solamente a dos, el Mineirao y el Castelão, dos colosos que obtuvieron el título de edificaciones sustentables.
El primero, ubicado en Belo Horizonte, tiene capacidad para 62 547 espectadores. Utiliza paneles solares para la generación de energía. Además, reutilizará las aguas lluvias y tiene una capacidad de almacenamiento de 6 270 000 litros.
El segundo, emplazado en Fortaleza, es el primero que ha sido declarado oficialmente verde. Para 64 165 personas, obtuvo el certificado internacional LEED (Leadership in Energy and Environmental Design) por sus prácticas amigables de construcción. Estas incluyen el uso racional del agua, la eficiencia energética, la calidad ambiental interna y el empleo de materiales de bajo impacto ambiental que cuidan el entorno.